Dinosaurios en México

Por Alan Gómez Mayén

Ensenada, Baja California. (Agencia Informativa Conacyt).- El interés y asombro que despiertan los dinosaurios, ese grupo de enormes reptiles del pasado, no ha menguado en más de doce siglos. “La ‘dinomanía’ seguramente existe desde finales del siglo IX. Las garras, los dientes, las espinas de estos grandes animales son algo que los paleontólogos todavía tratan de descubrir y entender, así como los patrones de distribución de las especies extintas. Porque no se trata de saber únicamente lo que hay, sino también por qué lo hay y qué tipo de implicaciones ambientales pudieron haber tenido, es parte de lo que tratamos de hacer en particular para esta fauna”, afirmó Felisa Josefina Aguilar Arellano, profesora investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y exbecaria Conacyt, que durante su reciente visita a Baja California impartió la charla El paso de los dinosaurios y otros reptiles en el Mesozoico de México en el Museo Histórico Regional de Ensenada.

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Al finalizar su ponencia, Aguilar Arellano, que cursó una maestría en el Instituto de Geología de la UNAM, habló con la Agencia Informativa Conacyt sobre su trabajo con los llamados gigantes del pasado.

Dinosaurios-en-México-2“Muchas veces no asociamos los dinosaurios con México, y tampoco conocemos todo el trabajo que hacemos las diferentes instituciones. Por ejemplo, las imágenes que usé en mi ponencia son de mexicanos que hacen trabajos de reconstrucción paleoartística, a través del estudio de la anatomía y el entendimiento de cómo se conforma cada uno de los huesos”, afirmó la investigadora, quien destaca la importancia de dar a conocer el trabajo paleontológico en nuestro país.

En este contexto, el último viernes de cada mes, el Museo Histórico Regional del INAH abre sus puertas en horario nocturno para que investigadores de dicho instituto puedan acercarse al público general y den a conocer el trabajo que se realiza en nuestro territorio en las diversas materias científicas que estudian el pasado: la arqueología, la historia y la paleontología.

Reconstrucción del hadrosaurio primitivo Huehuecanauhtlus de Los Bonetes. Créditos: M. en C. Ángel Alejandro Ramírez Velasco, tomadas del artículo "Los dinosaurios de México: su historia contada por huesos y dientes".
Reconstrucción del hadrosaurio primitivo Huehuecanauhtlus de Los Bonetes. Créditos: M. en C. Ángel Alejandro Ramírez Velasco, tomadas del artículo “Los dinosaurios de México: su historia contada por huesos y dientes”.

“En nuestro país tenemos evidencia de huevos, dientes, huesos, huellas y piel. Pero, muchas veces, aunque tengamos esas evidencias no siempre las vamos a poder atribuir a una especie en particular, algunas nos pueden decir que existe cierto grupo, pero debido a que las características diagnósticas que el paleontólogo usa para dar un nombre no se conservan, no siempre podemos estar seguros. Por ejemplo, si me preguntas si tenemos al T. rex en México, pues la respuesta es no, pero tenemos a un primo del T. rex. ¿Cuál?, pues no estamos seguros, porque las evidencias que tenemos no nos dan tanto para hablar de este organismo”, explicó Aguilar Arellano, quien además precisó que aunque al INAH generalmente le interesa la relación de la megafauna con los primeros grupos humanos que aparecieron en nuestro país, justo a finales del Pleistoceno, al estar adscrita al estado de Coahuila, reconocido a nivel nacional e internacional como uno de los grandes yacimientos del Cretácico tardío, el trabajo de la investigadora se ha vinculado con el estudio de estos lugares.

“En toda la parte norte del país se puede hallar registro fósil de los dinosaurios. Para el Jurásico hay dos localidades importantes, una en Tamaulipas y una en Chiapas; y para el Cretácico existen yacimientos en Coahuila, Chihuahua, Michoacán, Baja California, Sonora y Chiapas. En Michoacán tenemos al Huehuecanauhtlus tiquichensis, cuyo nombre científico deriva del náhuatl, y es una especie pico de pato. En su momento, su descubrimiento fue muy polémico porque hubo una mezcla de material en la formación donde se encontró, y lo estaban anunciando como el dinosaurio que sobrevivió al impacto del meteorito, pero simplemente es una zona que ha sido retrabajada, y al hacer el perfil geológico, que a veces a los paleontólogos no nos gusta hacer, pudo entenderse que pertenecía totalmente al Cretácico. Esto nos habla de una oportunidad para entender mejor ese periodo”, explicó Aguilar Arellano.

Riqueza paleontológica

En el caso del mar, la maestra Aguilar Arellano explicó que los grandes reptiles con aletas y cuellos largos, los plesiosaurios, que dieron origen a la leyenda del monstruo del lago Ness, también existieron en México. En Durango se han rescatado ejemplares. “Y en Nuevo León tenemos el monstruo de Aramberri, con un gran porcentaje del esqueleto. Se trata de uno de los más grandes depredadores durante el Cretácico, el Liopleurodon”, afirmó la investigadora. En los aires, destaca el Quetzalcoatlus, nombrado en honor a la deidad azteca Quetzalcóatl, un tipo de pterosaurio que alcanzaba hasta 10 metros de ala a ala.

“También tenemos algunos primos del Triceratops, los ceratópsidos, en Chihuahua, pero falta hacer el estudio formal de los materiales, que significa formar a la gente que los identifique, que no es fácil porque entre más vamos al pasado, hay menos referentes para identificar estos animales. Y esto es una pequeña muestra. Nos falta estudiar 71 por ciento de los yacimientos, y hablo solo de excavar, falta estudiar, identificar, clasificar”, explicó.

Los otros gigantes

Museo Histórico Regional del INAH

Avenida Gastélum No. 56, entre Calle Primera y Virgilio Uribe, Zona Centro
Ensenada, Baja California

Teléfonos: (646) 178 3692 y (646) 175 7745

Actualmente, Felisa Josefina Aguilar Arellano cursa un doctorado en Geología en la Universidad de Zaragoza, en España, tiene como objetivo entender los grupos de ciervos del Pleistoceno, su taxonomía y su distribución.

“El Pleistoceno es lo más reciente del pasado de nuestra escala geológica, y mucho de lo que nosotros tenemos para responder a los eventos de la actualidad lo tenemos a través del Pleistoceno; al entender esta diversidad podemos entender fenómenos de extinción y patrones de distribución, muchas de las transgresiones y regresiones del mar fueron a causa de la glaciación, pero también eso permitió diversos puentes de migración. Entender esos momentos nos permite entender la biodiversidad del país, y hoy, con un fenómeno como el calentamiento global, que seguimos sin entender particularmente, pues también con el estudio de la megafauna, la flora, los paleosuelos, podemos entender mejor estos procesos nuevos de cambio”, concluyó la investigadora.

Para saber más:

La paleontología y la importancia de la divulgación
Chiapas, riqueza y diversidad prehistórica
Francisco Vega, viajero y paleontólogo

Reconstrucciones del posible tiranosáurido Labocania (izquierda) y del ave Alexornis (derecha) de la Bocana Roja. Créditos: M. en C. Ángel Alejandro Ramírez Velasco, tomadas del artículo "Los dinosaurios de México: su historia contada por huesos y dientes".
Reconstrucciones del posible tiranosáurido Labocania (izquierda) y del ave Alexornis (derecha) de la Bocana Roja. Créditos: M. en C. Ángel Alejandro Ramírez Velasco, tomadas del artículo “Los dinosaurios de México: su historia contada por huesos y dientes”.

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