La televisión y el cine como sistemas cognitivos

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Por Marytere Narváez

Alfredo Cid Jurado, profesor investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y miembro nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), ha estudiado los fenómenos de la televisión a través de la perspectiva semiótica desde su formación de doctorado, con la influencia de autores como Umberto Eco y Omar Calabrese, quienes fueron sus profesores. En el marco del primer Encuentro de Semiótica organizado por la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady), presentó en conferencia una propuesta semiótica para estudiar la televisión como sistema cognitivo.

“La semiótica dice que todo texto tiene un sistema de cognición aplicado cuando se supone que alguien deposita un significado en este, esperando que alguien lo entienda, lo que constituye un circuito comunicativo donde hay un sistema de cognición”, señaló Cid Jurado en entrevista con la Agencia Informativa Conacyt.

El investigador conoció de cerca la producción televisiva desde su participación a los 15 años de edad como asistente en la cadena Canal 13, además de considerarse un teleadicto durante toda su vida. A partir de su formación teórica se adentró en conceptos de Umberto Eco relacionados con el comportamiento cultural que solo se observa en la televisión, como el de la repetición. “Queremos volver a oír las mismas historias, que nos las cuenten de la misma forma y la televisión ha hecho eso durante mucho tiempo”, comentó el investigador.

Asimismo, el comportamiento neobarroco en la manera de contar historias propuesto por Omar Calabrese implica, por ejemplo, la serialidad, para lograr que un espectador escuche un relato que dure mucho tiempo gracias a recursos y técnicas específicamente montados. Con el apoyo de estas y muchas otras propuestas teóricas, Cid Jurado ha analizado diversos fenómenos televisivos en el país.

Realidad, ficción y juego

En 2001 Televisa y TV Azteca inician los reality shows en México con Big Brother y Operación Triunfo, que a nivel internacional tenían gran importancia debido a que en cada país se hacían versiones locales. Alfredo Cid Jurado vio el surgimiento de un programa de este tipo cuando participó como asesor en el desarrollo de La Academia, observando una serie de comportamientos que los propios productores desconocían y sin saber tampoco que con aquellos trabajos estaban enterrando la televisión de masas, ya que ningún canal puede decir que tiene seis millones de espectadores de acuerdo con Cid Jurado. Mientras el investigador asesoraba la continuidad del programa, los productores se preocupaban porque sabían que el mejor cantante era Yahir, y sin embargo la participante Miriam era la que obtenía la mayor cantidad de votos.

“Resulta que era la construcción televisiva lo que no habían entendido los productores, y la diferenciación entre lo lúdico, lo real y lo ficticio; se trataba de un programa de televisión de ficción donde se dice que se construyen cantantes pero en realidad se construyen historias televisivas; la gente no lo ve porque los quiere oír cantar, lo ve porque quieren ver cómo se prepararon, si les va bien, si les va mal, si sufren o gozan, un mar de lágrimas eterno, emociones, una serie de historias, y quien mejor construyó su historia fue Miriam”, explicó el investigador.

El programa construyó a la participante desde que la tomaron en directo a ella, quien hablaba directamente a la cámara en una relación yo-tú, lo que en semiótica se llama embrague desembrague, y que mediante técnicas mide el acto dentro de la enunciación. Considerando que todo se da de una manera determinada, la teoría semiótica contribuyó a explicar el fenómeno del programa.

La narración y la verosimilitud

La semiótica sigue un modelo de acuerdo con cada escuela, y cada modelo está diseñado para interrogar el texto de manera distinta. Cid Jurado plantea el modelo de un texto basado en la construcción de una narración que observa el nivel estésico, es decir, el nivel de las sensaciones que produce una forma textual y el efecto que esas sensaciones provocan en el individuo, que son las pasiones. “Todo efecto hace una acción adentro de su texto que permite que otra persona lo lea de manera pasional como el odio, el amor, el susto, el espanto, de manera momentánea o continua”, apuntó el investigador.

Todo eso da una conformación de normas y valores para utilizar lo material de una determinada manera que puede constituirse como una estética.  Después de esos tres niveles aparecen los niveles conceptuales donde se encuentra primero la cognición, que es lo que ese texto enseña o lo que ese texto llama de lo que uno sabe para que se pueda entender lo que está diciendo.

“Tal vez hoy suena obvio que atrás de un programa de televisión hay un cuento que nos están contando, pero un científico tal vez no sabe que cuando me quiere contar la historia de una bacteria o la historia de una enfermedad y cómo afecta a la gente, tiene la posibilidad de contar una serie de datos fríos o la historia de una persona que se enfermó y cómo vive con esa enfermedad, sus padecimientos y su posible muerte, es un efecto dramático que es totalmente pasión, lo que va a provocar que la gente trate de cuidarse; esa narratividad, como le llamamos nosotros, es fundamental”, apuntó el investigador.

El segundo nivel es el de la verosimilitud, pues no se pueden tener significados si no se entiende que algo puede ser susceptible a ser verdad. “En un texto fílmico histórico estamos entendiendo más cómo vivía la nobleza el decaimiento de la nobleza británica después de la Primera Guerra Mundial en una serie de televisión llamada Downton Abbey, que me está enseñando todas las sensaciones, emociones, pasiones, estéticas; estoy entendiendo cómo vivían ellos y eso me resulta verosímil porque se cuidan todos los aspectos de las filologías audiovisuales, música, objetos e iluminaciones de la época que ayudan a entender mejor ese sistema. La semiótica va a estudiar qué hace que Downton Abbey oLo que el viento se llevó sean dos versiones audiovisuales de un texto histórico que yo puedo entender mejor a través de esa narración”.

Para el investigador, una de las mejores formas de divulgar la historia es a través del cine de ficción por su alto índice de recepción, y en su trabajo sobre el desembarco de Normandía ha observado que aunque la masacre que hubo entre el sector Red y el sector Fox de las 5:30 a. m. a las 12:00 p. m. —donde murieron aproximadamente dos mil 500 jóvenes masacrados por 40 alemanes que tenían siete u ocho ametralladoras— podría contarse de muchas formas desde la historia; cuando la gente realmente siente lo que había en esa playa, el olor a naftalina y excremento es a partir de la versión de Salvando al soldado Ryan de Steven Spielberg.

Las sinestesias, el ritmo, las pasiones, la tensión fundamental en un relato en la presentación de la información que crea expectativas que confluyen en un solo acto solo son algunos de los aspectos que se han trabajado recientemente en los estudios semióticos de la televisión. “La semiótica se proyecta con esa capacidad hipocrática que tiene el ser humano de ver el futuro siguiendo los procesos lógicos, y esa es su tarea actualmente, hacia allá es a donde se está moviendo”, apuntó el investigador.

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