Preparan libro en torno a las investigaciones del mamut de Milpa Alta

Por Carmen Báez

México, DF. 28 de octubre de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- En 2012 pobladores de la localidad Santa Ana Tlacotenco, de la delegación Milpa Alta, Distrito Federal, informaron a las autoridades el hallazgo de piezas extrañas, que más tarde se identificaron como molares de mamut de la especie Mammuthus columbi.

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Imagen: Robert Bruce Horsfall


Desde su hallazgo, un grupo multidisciplinario de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han investigado las causas por las que murió el mamífero extinto.

Luis Alberto Barba Pingarrón, académico del Laboratorio de Prospección Arqueológica del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM, coordinador junto con Joaquín Arroyo Cabrales y Agustín Ortiz de los estudios interdisciplinarios sobre el mamut de Santa Ana Tlacotenco, mencionó que actualmente se prepara un libro con los hallazgos hasta ahora realizados por especialistas en Edafología, Geofísica, Vulcanología, Arqueología, Palinología, por mencionar algunas disciplinas.

De acuerdo con Barba Pingarrón, quien pertenece al nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), las evidencias más destacadas revelan que la muerte del gigante pudo estar directamente vinculada con la actividad de un volcán. Por otro lado, los datos sugieren que los restos del mamut fueron descubiertos en algún momento por el ser humano y utilizados miles de años después.

“La actividad del volcán influyó en su muerte y en los procesos que cubrieron y más tarde alteraron los huesos de este mamut. Los estudios geofísicos permitieron confirmar la presencia de los restos óseos y definir su ubicación exacta, lo que guió la excavación. Con esta información se elaboró el proyecto de investigación presentado al Consejo de Arqueología”, dijo.

Reconstrucción de su hábitat

En alrededor de 210 localidades del país se han identificado restos de la especie Columbi, de las cuales, más de la mitad han sido en la Cuenca de México. Estudios realizados en 2010 (con otros ejemplares) por el científico del Instituto de Geología de la UNAM, Víctor Adrián Pérez Crespo, quien también investiga la dieta del gigante, concluyeron que el mamut de las praderas de México pudo haber habitado en pastizales, praderas y sabanas.

Cortesía Proyecto “Localización y recuperación de restos óseos de mamut en Santa Ana Tlacotenco, Milpa Alta, DF.”
Cortesía Proyecto “Localización y recuperación de restos óseos de mamut en Santa Ana Tlacotenco, Milpa Alta, DF.”

“Este ha sido el ejemplar más sureño localizado en la Cuenca de México. La pregunta era si su dieta podría ser la misma o no. Se intentó responder a través del uso de técnicas basadas en isótopos estables y determinar si se trataba de una especie residente o migrante”, comentó durante el encuentro para el análisis de resultados del proyecto.

Sin embargo, el mamut de Milpa Alta, al ser uno de los mamuts encontrados a mayor altitud en comparación con otros localizados en las orillas de lagos, es posible que su dieta haya sido mixta, pues se descubrió que también estaba conformada por hojas de árboles. Otros datos sugieren que podía correr desde las orillas de los lagos en el fondo de la Cuenca de México hasta las zonas más altas de la sierra Chichinautzin.

A través de un análisis de muestras de suelo del lugar donde fue hallado el ejemplar, Emilio Ibarra Morales, especialista en Paleobotánica y responsable del estudio para la reconstrucción del hábitat de la especie, destacó la posibilidad de que este ejemplar hubiera habitado en un ambiente seco con tendencia a un clima frío elevado.

“A pesar de tratarse de un sitio sin las condiciones óptimas para la preservación, se lograron identificar granos de polen de especies como pinos y abetos del Pleistoceno final. La identificación de asteráceas nos da idea de que quizá había pastizales en la región”, comentó.

Posibles causas de su muerte

Por medio del análisis de micromorfología de suelos (estudios a escala microscópica) se busca evidencia de un paleosuelo, que es una capa superficial de la corteza terrestre que se formó en condiciones diferentes a las actuales. Lo anterior para determinar en qué suelo vivió el mamut y cómo este influyó en la conservación de sus restos.

Marie Noëlle Guilbaud, investigadora del Departamento de Vulcanología del Instituto de Geofísica de la UNAM, resaltó que posiblemente el entierro del mamut se originó por agua pluvial que removilizó las cenizas del volcán de San Miguel y cubrieron los restos óseos de la especie. “Es muy probable que el mamut hubiera estado muerto al momento del flujo y sus restos fueron sepultados poco después”, destacó.

En el Laboratorio de Prospección Arqueológica del IIA se analizaron los residuos químicos producto de la descomposición del cuerpo del mamut y estos resultados mostraron que en el momento de ser cubierto por el flujo de cenizas el ejemplar todavía estaba completo y tenía carne. Esta información permite asegurar que la muerte del mamut ocurre un poco antes de que el flujo de agua con cenizas lo cubriera.

Estos y otros hallazgos serán publicados a principio de 2016 en un libro que reunirá los resultados y las interpretaciones de todas las disciplinas involucradas, cuyo costo será cubierto con recursos de la Red Temática de Ciencias Aplicadas a la Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural, una propuesta apoyada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

El proyecto de investigación pretende retribuir a los vecinos de esta localidad con información que contribuya a acrecentar el patrimonio cultural de Santa Ana Tlacotenco, Milpa Alta, y sea posible producir material didáctico accesible a los habitantes de la región. “El compromiso asumido con la comunidad es que una vez limpiado, consolidado y estudiado, este ejemplar se regrese a la delegación y posiblemente al propio poblado”, concluyó el doctor Barba Pingarrón.

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