LLÁMAME ALMA PARA SER VIDA

Víctor Corcoba Herrero

Somos amor y somos vida,

y en esa vida hemos de ser luz,

y en ese amor hemos de ser árbol,

y en ese árbol hemos de ser nido

que anida pasiones,

pues si vital es el sosiego

para crecerse y recrearse,

más trascendente

es el entusiasmo de vivirse

cada día en cada noche,

porque sí,

porque somos el reflejo de Dios.

 

De un Dios creador de existencias,

pues por su creatividad

caminamos con el pensamiento vivo,

por Él vivimos y cohabitamos,

evolucionamos hacia el ser de las cosas,

creciendo en conocimiento,

puesto que al conocernos

nos reconocemos en nuestra historia

de afectos y familia,

siempre tan dispuesta a donarse

como a perdonarse,

a quererse como amarse de corazón.

 

El poder del espíritu

es lo que nos mueve y remueve el alma,

el que nos hace amar el bien

y aniquilar el mal,

desearlo y buscarlo por doquier,

pues en esta mansión

de fortaleza, todo es gratuidad

y gratitud,  claridad y clarividencia,

aura de refrigerio,

y viento que nos alienta.

Seamos la esencia que reaviva,

la sustancia que reconforta.

 

Pobre del cuerpo que camina

con el ánimo triste,

ya que la energía gozosa

es aquella que nos hace fecundos,

una fertilidad que nace de la acción;

y, así, hemos de ser para el mundo

el abrazo de una mesa compartida,

auspiciada por la caricia

del amor de Dios,

siempre protectora y al encuentro

de una esperanza que nos resucita,

pues un andar reanima otro andar.

 

Víctor Corcoba Herrero

corcoba@telefonica.net

30 de abril de 2016

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