Fanáticos kirchneristas

Por Ilka Oliva Corado / @ilkaolivacorado / contacto@cronicasdeunainquilina.com

O en jerga de detractores  más bien conocidos como “fanáticos K”. Pues como  “fanáticos K” tacharon a todos aquellos que durante los  gobiernos de Néstor y Cristina se pronunciaron peronistas, kirchneristas y cristinistas, pero no sólo eso porque el amor a  Perón, Evita, Néstor y Cristina no es una mera intransigencia o una idolatría de goma de tres días después de pachanga callejera, tampoco es  fiebre de Mundial de Fútbol, va mucho más allá de cualquier calenturón después de aguacero en invierno o de suspiros de final de telenovela. 

El amor a los gobiernos “K” que embellecieron aún más Argentina es visto por la mediatización,  los analfabetas políticos, por los que ni chicha ni limoná, (por usureros con camuflaje de progresistas) y por la derecha y la ultraderecha nacional e internacional, como una especie de enajenación de vándalos callejeros, de haraganes mantenidos, de inadaptados y revoltosos que encontraron en Néstor y Cristina el eco y el soporte a sus vicios de mala muerte. 

Fueron catalogados como  ignorantes,  ordinarios y vendidos y, acusados de solapar desfalcos colosales  que según los detractores sucedieron durante los gobiernos “K”. ¿Y todo por qué? Porque es el pueblo real el que los sigue amando, es la alcantarilla y la aldea y el arrabal. Son los parias y los nadies los que los aman porque los “K” los vieron, lucharon por sus derechos y les devolvieron lo que el Estado les había arrebatado. Entre tantas cosas la dignidad, la confianza, un salario justo, beneficios laborales, seguridad y plusvalía. Ni hablar de Memoria Histórica. Para entrar en detalles de las hazañas que hicieron los gobiernos “K” hay que escribir varios libros con varios tomos. Y si lo simplificamos y lo convertimos en paisaje, la expresión sería apuntando hacia el campo abierto o el mar: “hasta allá, a donde den tus ojos y más hicieron los “K”. Y pareciera un cuento de ficción si revisamos la historia de sangre y dictaduras que ha vivido Argentina.  Es  de no creerse que apareciera un par así que viniera a oxigenar al país y a la región. 

De corrupta para arriba han trato a Cristina los medios de comunicación vendidos a la oligarquía y a Estados Unidos. ¿Cuántas portadas le dedicó Clarín a Cristina? ¿Cuántos artículos La Nación? Cristina durante su gobierno fue acusada de dirigir desde la silla presidencial infinidad de bandas delictivas que desviaban millones de dólares. ¿En dónde están las pruebas hasta el día de hoy? Sufrió violencia de género propiciada, solapada y perpetrada  por la mediatización en  radio, prensa escrita y televisión. Y  no causa sorpresa que también por los mismos “compañeros progresistas” que desde su ardor de machos patriarcales y misóginos les era imposible aceptar que una mujer fuera la presidenta y que tuviera seso y agallas.  ¿Qué hizo el gobierno de Cristina? ¿Acaso censuró a alguno? ¿A un solo periodista, a un solo medio? No. A pesar de la violencia que escupían hacia ella, hacia el pueblo que la sigue hasta el día de hoy y hacia la mujer en general, Cristina no recurrió a la censura. Y tampoco cuando le inventaron todas las de vaqueros que le han dado la vuelta al mundo. 

¿Cuántos golpes blandos sufrieron los gobiernos “K”? ¿Cuántos intentos de golpe de Estado en tiempo real? ¿Cuánto dinero invirtió Estados Unidos para tratar de derrocar a Néstor y Cristina? ¿Cuántas mentiras fueron testificadas como verdad? Lo de Nisman es solo una pincelada. Y sin embargo de cada golpe se sabían reponer, sin arremeter pero dignos en su labor para beneficio del pueblo. Nadie, absolutamente nadie que tenga sangre en las venas puede negar el avance que tuvo Argentina en materia de Derechos Humanos, en deuda externa, le ganó la partida a los Fondos Buitre. Ni hablar del Matrimonio Igualitario.  Y mientras todo esto pasaba estaban ya los “compañeros progresistas” cuéntese entre ellos a intelectuales, sociólogos, politicólogos, articulistas,  que mal agradecidos comenzaron a hablar del fin de ciclo, pegando con esto una estocada más de las tantas que había recibido Cristina. Y a todo aquel que se autodenominara “K” les llovían los insultos, los denigraban, los minimizaban, se burlaban de ellos.  Y con una postura supuestamente crítica e imparcial estos personajes ayudaron a abrir la brecha para que la ultraderecha llegara con todo y amenazara al país y, a la región de nueva cuenta el neoliberalismo. 

Vienen las elecciones en Argentina y los analfabetas políticos, las masas amorfas, los detractores, los vendidos, los que ni chicha ni limoná votaron por Mauricio Macri, porque querían un cambio decían, porque ya estaban cansados de desfalcos, de engaños, de corrupción,  de ver a una mujer que puso a Argentina ante los ojos del mundo entero y para bien, para orgullo y dignidad de los argentinos y latinoamericanos. Una mujer que junto a Néstor, Chávez, Lula, Lugo, Correa, Mujica, Dilma, Maduro, Evo, (y en su momento Bachelet) unificaron la región, no solo Suramérica porque pensaron en Latinoamérica como la Patria Grande que es. 

Producto de esa mediatización, de ese engaño, de la inversión estadounidense y oligárquica en la desinformación gana Macri las elecciones.  Lo que ha sucedido en un mes en Argentina a partir de la toma de posesión  ha pegado coletazos hasta en Brasil y Venezuela, dos potencias y pulmones de Latinoamérica.  Por dentro ese gobierno está desgarrando Argentina y lanzando por la borda los beneficios por los que lucharon y pusieron  a disposición del pueblo Néstor y Cristina.  Los que ni chicha ni limoná, los analfabetos políticos, los que ingenuamente se dejaron llevar por la propaganda y la mediatización sin tener un mínimo de sentido común y amor a Argentina,  (propiamente la clase media) ya comenzaron a recular, calladitos se miran más bonitos. Se les perdió la voz, la arrogancia, la burla. 

No gritan fanfarronadas como en las vísperas de las elecciones lo hacían,  no llaman fanáticos a los “K”. Seguramente están arrepentidos porque hasta con ellos está barriendo Macri. ¿Se darían cuenta  que solo fueron utilizados? La clase media latinoamericana siempre es la carnada, siempre es el trampolín, la brecha, el puñal que traiciona, el pasón de nube, el verdugo. Tira la piedra y esconde la mano. 

Ahora en Argentina la que está polarizando todo es la verdadera ultraderecha y Estados Unidos, rezagados se quedaron los que se fueron con la finta y se creyeron la falacia del cambio, (bueno, cambio sí hay). ¿Y ahora que llueven balas, golpes, arremetidas por parte del gobierno quiénes son los que abarrotan las calles defendiendo los logros? ¿Quiénes? ¿Aló? ¡Por supuesto, los fanáticos “K”! Los únicos, los verdaderos, los que defienden la Memoria Histórica. Ellos están poniendo el pecho en las calles. ¿Y qué hay de los detractores? ¿De los intelectuales y articulistas que hablaban del fin de ciclo? ¿En dónde está la defensa que hacen en estos momentos a Argentina? ¿En dónde están los “compañeros progresistas”? ¿Al final del día quiénes resultaron ser fanáticos y quiénes resultaron con agallas, con dignidad y con voz?  Por supuesto, los malogrados, los huele pega, los vándalos, los haraganes y mantenidos, los drogos, ¡los fanáticos “K”! Néstor y Cristina no se equivocaron  con ellos, ellos no se equivocaron con Néstor y  Cristina. ¿Y ahora qué detractor se une  a las masas enardecidas que abarrotan las plazas en Argentina defendiendo sus derechos? ¿Qué clase media va a poner el pecho? ¿Qué intelectual, politicólogo y articulista acepta que fue parte de la estocada? ¿Estarán dispuestos a reivindicarse? Aquí los fanáticos “K” los esperamos con los brazos abiertos, porque la lucha es de todos y para nosotros claro está, “la patria es el otro”.

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