Intolerancia en Auge y Maquinando al Futuro

  • Intolerancia en Auge.
  • Maquinando al Futuro.

Por Rafael Loret de Mola

Las tramas del proselitismo barato que estamos sufriendo caen hacia el vacío. No se trata sólo de los mensajes propagandísticos sino, sobre todo, la actitud gregaria, sectaria y totalmente tuerta de quienes conforman las sectas partidistas, tan divididas que cualquiera puede hacer uso de ellas con facilidad únicamente manipulando, por debajo del agua, las pobres campañas, en ideologías no en presupuesto –ya luego nos dirán que montar un mitin cuesta cien pesos y pagar un comercial algo así como ciento cincuenta, tal y como han hecho los señores calderón y peña en sus respectivos momentos de gloria-, con los adherentes de rumores que se extienden por doquier con una carga de mentiras… pero también de verdades.

Que si los rusos están interesados en nuestras elecciones es evidente luego de intervenir en los comicios de los Estados Unidos al grado de convertir a Trump en presidente –ya lleva un año y seis días en la Casa Blanca ante nuestro asombro-, no necesariamente es una campaña de desprestigio contra Andrés sino al contrario: lo dibuja como alguien dispuesto a las alianzas internacionales con tal de contar con los sufragios necesarios para ganar sin injerencia de los miserables alquimistas mexicanos, comenzando con el inefable Lorenzo Córdova Vianello, el racista favorito de peña. Debe entenderse: los hechos pueden no obedecer a nuestras singulares apreciaciones salvo que definan el proceder de un mal gobierno. 

Las redes sociales se han convertido en un baluarte para expresarse libremente; por desgracia, no son pocos los ignorantes y esbirros que convierten a este instrumento en refugio de libertinos anónimos con elevada egolatría y una disposición, a flor de piel, para denostar a cualquiera que no opine como ellos con insultos de baja ralea, provocaciones o insinuaciones insolentes y descocadas. En mi caso, a medida que las opiniones críticas debieron elevarse, no han cesado los aprendices de brujo, al estilo de Disney, en subir y bajar escalones convertidos en escobas dispuestas a llevarse agua y no basura. Así en el México de hoy.

A algunos les molesta que citemos a Venezuela porque consideran cada comentario una agresión contra Andrés, sin siquiera leer a profundidad cuanto se dice; otros, cada que se cita a la monarquía de los Borbones se exaltan pensando que halamos obligatoriamente del cacique panista Yunes; unos más se inquietan con el andar de peña por doquier porque saben que sus traspiés le resultan más caros al a abanderado, no militante, del PRI. En resumidas cuentas deberíamos no ejercer el periodismo mientras dura una contienda política y que sea el aislamiento, como el de los monjes cartujos, lo que conduzca nuestras conciencias. Una enorme catástrofe del cerebro ante las venas mal irrigadas por la sed incondicional. 

Sencillamente, me niego a la subjetividad de quienes reverencian a tal o cual aspirante o lo denuestan sin más motivo que su propia visceralidad. ¡Hay tantos! Pero de eso a permitir que un barbaján alegue tener derecho a cuestionar una carrera de medio siglo, a todas luces honorable, porque de pronto no coincide con alguna línea o algún análisis, al grado de pretender señalar como mercenario a todo aquel que los decepciona por no ser parte de su “team”. 

De estos piojos, líbrenos el Señor. 

La Anécdota

Viaje al futuro mexicano. Podría ser una cinta exitosa. Resumamos los posibles libretos:

–Gana el PRI con un candidato externo. Se validan reformas, se cubren las espaldas de peña y se mantiene el sitio militar en el país. Consecuencia: alzamientos.

–Gana el niño maravilla, protegido por el Batman Corral, y regresan los santiguados al poder con una nueva fuerza clerical encabezada por el Arzobispo Carlos Aguiar. No se toleran voces disidentes, encerradas en un círculo rojo, y se procura beneficiar al empresariado de ultraderecha para retornar a los tiempos de las tiendas de raya como lo fue Elektra en manos de Ricardo Salinas Pliego.

–Gana Andrés y, de entrada, pretende poner condiciones a todos para tolerarlos. A los periodistas se les advierten sus límites en una encrucijada con la muerte. Y al Congreso se le conmina a no contradecir al “jefe máximo” dispuesto a quedarse hasta su muerte… salvo que los infartos digan otra cosa. Las expropiaciones convierten al Estado en la gran propietaria pese a las amenazas de Trump que pudiera cumplir su sueño de invadir a México. Estado fallido.

Al volver al presente nos dimos cuenta de la perspectiva terrible.

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