Jugar a ser Sabios y Enredos de MORENA

  • Jugar a ser Sabios.
  • Enredos de MORENA.

Por Rafael Loret de Mola

Hay quienes juegan a ser sabios, en política cuando menos y también en materias belicosas, proponiéndose siempre como quienes tienen la razón y sin admitir réplica posible ante sus particulares dechados de supuestas verdades inescrutables; su sola posición los pinta aunque, mientras más lejos lleguen serán, en la misma proporción, repudiados y marginados del debate social. Pretender estar por encima de los demás para juzgarlos, sin más argumentos que los superficiales mitos de sus iconos, es la senda que conduce con mayor rapidez hacia el autoritarismo. Hoy y siempre.

El juego, por ende, ya comenzó. Basta cuestionar las tendenciosas encuestas, muy retrasaditas, que colocan a ¡Miguel Ángel Osorio Chong! y a la escindida panista Margarita Zavala a la par con Andrés Manuel, para cargar con el miserable azote de quienes, al carecer de razones, descalifican a cuantos señalan el hecho como el primer brote real de intolerancia y manipulación de la carrera por la sucesión presidencial. Esto es: si no se está con el “chino” o con la “ex primera dama” es porque ya está dentro de los cauces de López Obrador aunque a éste se le cuestione, igualmente, por tantas malas compañías, entre ellas la intolerancia y la soberbia que lo aísla irremisiblemente, que lo llevan a dividir y no a sumar.

Hace diez meses, ante mis puntos de vista sobre las candidaturas independientes y el anuncio de que podría incluirme con el favor de lectores, amigos y simpatizantes que lo solicitaron así, llovieron intemperancias –muchas menos que las adherencias-, porque eso sólo serviría como una suerte de esquiroleo “para restarle votos a AMLO” –textualmente- y hacerle con ello fácil la carrera al PRI y al PAN. Se olvidó mencionar que en la derecha los enfrentamientos entre el ex mandatario, felipe calderón, y la dirigencia del partido, encabezada por el joven ambicioso que parece haberse metido la candidatura a la bolsa, Ricardo Anaya Cortés, pulverizan a la militancia e incluso la ahuyentan para regocijo de quienes calculan que la continuidad podrá darse, a favor del PRI, con apenas el 20 por ciento de los sufragios, una especie de trampa a la democracia que nunca ha sido ni, al parecer, será.

Pero, además, los quejosos, generalmente partidarios del inquieto tabasqueño y de su MORENA, parecían olvidar un hecho de cuya veracidad y contundencia no pueden dudarse: fue Andrés Manuel, y nadie más, quien causó un tremendo revoltijo en la izquierda, cortándoles las cabezas a quienes lo defendieron de versad con uñas y dientes mientras se rodeaba de la escoria ex priísta, incluso del mayor represor de la historia contemporánea, Manuel Bartlett, bajo el sofisticado pretexto de una “segunda oportunidad” al pie de los ochenta años y cuando el daño ya está hecho y no puede, ni debe, simularse ni ignorarse.

Por las Alcobas

Sí, Andrés Manuel hizo que fuese imposible la unión de las izquierdas –en plural como suele decir el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano quien coqueteó con MORENA-, por el tumulto de afrentas emanadas de él contra quienes, como seres humanos, pudieron o no equivocarse al externan desacuerdos, incluso muy serios, con las consignas del jefe mayor quien, a cambio, se escindió del PRD, juzgó a quienes se quedaron por haberse metido en el berenjenal del “Pacto con México”, un proyecto abortado sobre la mesa de negociaciones, y determinó que tal era suficiente para fundar otro partido, uno más, sobre la base de sus incondicionales de cepa… partidos por mitad.

Así, existen dos lecturas sobre la rebatiña por el Distrito Federal, en junio de 2015. Para los morenistas fue un éxito incursionar por “primera vez” y ganar cinco de dieciséis Delegaciones, incluso algunas de las de mayor población, sin percatarse que, en realidad, antes ganaba catorce y que el PRD había alcanzado, ya sin él, seis de las mismas. No es algo para festejar, naturalmente; pero algunos creyeron que sí y, además, han utilizado la Asamblea Legislativa como punta de lanza para desbaratar las posibilidades, si es que le quedan algunas, de Miguel Ángel Mancera Espinosa con infortunadas decisiones en el seno de su administración como el célebre “corredor Chapultepec”, un verdadero fiasco paralizado por los vecinos.

Digo lo anterior porque, desde los precedentes, resulta bastante infantil suponer que las eventuales candidaturas independientes resten sufragios a la causa de MORENA; de crecer algunas debilitarán a todos los partidos, sin excepciones, y no sólo al partido de López Obrador cuyos consejeros, por si fuera poco, se resisten a luchar por las segundas vueltas electorales con el propósito de que quienes queden en cabeza puedan aspirar al aval de una mayoría de votantes –si bien no de quienes integran el Padrón-, para con ello legitimar el mandato de una sociedad profundamente dividida y molesta por los tantos ensayos “democratizadores” de un sistema repleto de simuladores y farsantes.

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