Las dos caras de la tecnología

Nuestra vida gira en torno a dos realidades, la que vivimos en el mundo “real” y la que contamos en el universo digital. Y es que narrar la rutina de nuestros días dejó de ser una actividad simple, actualmente usamos imágenes, videos cortos, post, memes, gifs.

La tecnología nos ha brindado smartphones, tablets, pantallas inteligentes, realidad virtual, todas herramientas que nos permiten detallar minuciosamente la forma en que percibimos el mundo.

Hoy en día basta con un tocar la pantalla para capturar “la foto”, una imagen única que con un poco de suerte será nuestro pase de entrada en el universo viral. Incluso algunas de estas imágenes, son testimonio de un fragmento de la historia, desde un nacimiento, una celebración familiar o cumpleaños con amigos, hasta manifestaciones, guerras, desastres naturales e incluso muertes.

Pero también, ha sido gracias a las tecnologías que hemos logrado romper las barreras geográficas, hoy es casi imposible no estar contacto con la familia, aún si esta vive en otra latitud. Padres y madres en zonas de guerra, o inmersos en una a trajeada vida laboral, pueden ver el partido de futbol de sus hijos sin estar presentes físicamente. Abuelos que no se dejan vencer por la brecha generacional y que gracias un celular inteligente están presentes en la vida de sus hijos y más aún en la de sus nietos.

La tecnología llegó y nos sumó pro y contras, es innegable que gracias a ella nuestra vida se simplificó, pero de cierta forma nos encerró en una burbuja virtual que aún sin existir ni aprisionarnos físicamente nos atrapa en sus redes de inmediatez.

Habrá que esperar a ver hasta dónde nos lleva el vaivén tecnológico, aunque eso tal vez eso suceda mañana, pues al ritmo que va quizá al despertar habremos de conocer su otra cara.

Aquí un ejemplo de las dos caras de la tecnología.

Este proyecto titulado “Half & Half”, es una manera de acortar la distancia entre una pareja en sentido literal y figurado. Danbi Shin, actualmente vive en Nueva York y su novia Seok Li, vive en Seúl, una distancia de 14 horas de vuelo. A pesar de ello, se las arreglan para estar cerca a través de fotos que combinan dos vidas en una sola, cada uno de ellos toma una foto en sus respectivos ciudades y combinan sus imágenes para formar un solo paisaje.

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