No falta dinero, falta vergüenza

“no te preocupes, hay que aguantar (está hablando de Brasil)”
Jesús J. Castañeda Nevárez.- jjcastaneda55@gmail.com

Todo parece indicar que la principal línea de gobierno de EPN será la Cruzada Nacional contra el hambre, que involucrará mucho dinero y muchas acciones dirigidas a programas prioritarios de desarrollo social que en la práctica han paliado los efectos pero que no necesariamente atienden las causas.


El punto en donde se refleja la mayor necesidad de las clases vulnerables o sectores más desprotegidos es en su estómago y en el “gruñir de sus tripas”, y esto me lleva a una reflexión que pudiera ser una simple interpretación de lo que en el fondo se quiere, contra lo que en la forma se dice.


Porque el hambre es la sensación que indica la necesidad de alimento o ganas de comer. Es un acto reflejo del organismo y por lo tanto resulta parte de la vida y de la naturaleza de las personas. No creo que en realidad se intente eliminar esa sensación llamada  por todos “hambre”.


Todos tenemos hambre y todos los días; algunos más de lo normal. Pero llegada la hora de comer y teniendo alimento en nuestra mesa, una vez que hemos comido, en automático el hambre desaparece. Más tarde volverá a aparecer demandando nuestro organismo más alimento y su mensaje siempre será el “hambre”.


Si las personas no tienen forma de saciar su hambre, la sensación de vacío se extiende y las consecuencias se darán en cascada negativa, para convertirse en un status de marginación y de vulnerabilidad. Entonces pudiera ser la falta de alimento lo que hay que atender, no el hambre.


El alimento llega a las mesas como resultado del poder adquisitivo de los individuos y éste ocurre también como resultado de contar con una fuente de ingresos; sea por proyectos personales o por la vía del empleo. Y si no hay alimento, entonces lo que hay es pobreza y el referente como consecuencia será el hambre. Entonces pudiera ser la pobreza y la falta de empleo lo que hay que atender. El hambre se resolverá automáticamente.


Los empleos no se generan por decreto; tampoco son intervención directa de los gobiernos. Es la empresa la célula que genera la riqueza en el mundo; ésta se produce con la intervención del capital y la fuerza laboral (empleos) y se redistribuye por la vía de los salarios, los cuales están destinados a satisfacer las necesidades básicas de las personas y sus familias, incluyendo la alimentación adecuada que mitigará su hambre.


Pero si la célula (la empresa) que genera la riqueza está enferma, los resultados no serán los que necesitamos, sino los que decimos combatir (el hambre), como un círculo vicioso que no tiene un claro principio y por ende tampoco la solución.
Es por ello que no podemos ignorar la expresión de Lula Da Silva, en alusión directa a la Cruzada contra el Hambre: “el hambre existe por falta de vergüenza de gobernantes en el mundo que no se preocupan por el pueblo pobre”, a lo que habrá que añadir:


No es el hambre entonces lo que hay que combatir, sino la corrupción; la falta de políticas públicas promotoras y facilitadoras del establecimiento de nuevas empresas; crear programas que estimulen y fortalezcan a la micro y pequeña empresa, pues ésta genera 8 de cada 10 empleos, dejando en la macro empresa sólo el 2% de estos.


Y como ignorando éste dato, los gobiernos celebran con bombos y platillos la llegada de grandes cadenas comerciales, empresas trasnacionales que depredan el mercado y aniquilan a las micro y pequeñas empresas; y con ello, poniendo en riesgo la existencia del 80% del empleo que permite a los trabajadores llevar alimento a sus familias y saciar el hambre.
No creo que en realidad se pretenda combatir el hambre, como si fuera un mal que hay que erradicar. Pero si creo que tenemos que dejar muy claro que si combatimos la pobreza de los pueblos y ciudades, estaremos saciando el hambre de las personas todos los días.


Pero mientras no lo tengamos claro, seguiremos atendiendo a los efectos ignorando las causas. Y si los encargados de la cruzada contra el hambre resultan ser quienes se han beneficiado del hambre de la gente, entonces nada sucederá y los pobres y hambrientos seguirán siendo botín electoral de los corruptos y desvergonzados. Porka miseria.

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