Politica en Tacones: Sé lo que hicieron con la SOPA anterior

Para Estados Unidos de América la vida política tampoco queda fuera de las críticas y comentarios subversivos. Su astucia para conseguir enemigos civiles en redes sociales y en noticiarios se equipara a la creciente llama mediática sobre la CNDH y la UNAM por el caso de la alumna menor de edad acosada sexualmente por su profesor de bachillerato.


Es de todos entendido que los presidentes nacionales –de cualquier país–   jamás serán una perita en dulce y nuestro caso doméstico no es la excepción. En el caso de EUA los últimos tres presidentes se miraron como agentes de la doble moral, activistas perniciosos y actores enajenados en imponer una vida occidental en medio oriente.


La vida política de Barak Obama se ha visto atropellada constantemente a nivel internacional por causas de orden político. Por un lado, su presunta actividad de espionaje a múltiples líderes políticos se vio escandalizada en muchos países del mundo. Los casos más profundos fueron el enérgico reclamo de la canciller alemana Angela Merkel y la visita pospuesta de la presidenta brasileña Dilma Rousseff a tierras americanas hasta que se aclarara el asunto. Otro bache en su gestión fue la falta de eficacia para enfrentar la crisis económica actual que llevamos arrastrando desde la recesión de 2009. Su precaria participación con el congreso americano para solucionar –parcialmente–este bache económico demostró que lo único que se le ocurre mencionar es subir el techo de la deuda para dar un pequeño respiro para dar una vacuna concreta. Vacuna que se esperó a principios de año cuando también se aumentó ese techo y hace unos meses volvió a subir si resultados concretos.


Ahora, el país de la comida rápida se enfrenta a otro asunto de interés internacional. Los restos de la difunta Ley SOPA (ley que limitaba el contenido de Internet) surgen en un nuevo concilio llamado Acuerdo de asociación transpacífico (TPP por sus siglas en inglés) que propone la limitación (de nuevo) de contenido (de nuevo) que dañe los copy rights (de nuevo) de diversas obras intelectuales y de entretenimiento. Lo anterior se dio a conocer a través de los cables de Wikileaks más recientes. El acuerdo establece que Astados Unidos ha tratado el tema con su “similar” mexicano y han estado de acuerdo con la regulación.


Tal y como lo recordamos hace dos años con la ley SOPA, La Internet se mira de nuevo en la cuerda floja a punto de ser ultrajada bajo constantes trabas que el país norte ha puesto una y otra (y otra). No me sorprendería que el grupo de cyberactivistas Anonymous diera la cara, bueno más bien la máscara, a favor de la libertad de expresión y libre navegación en la red. Con esto no quiero parecer estar en contra de los Derechos de Autor. Sin embargo, sería ingenuo de mi parte creer que esta actividad de regulación no tenga en claro otros fines políticos y económicos. El espionaje es una actividad que pasa inadvertida con el fin de conseguir información sin que nadie se percate de ello. Sería un insulto personal no pensar que EUA buscará otro modo de espiar a sus similares del mundo una vez destapada la cloaca de esta sucia actividad para, según el gobierno americano, evitar ataques terroristas.


El dilema toma mayor interés al darnos cuenta de que Wikileaks se ha convertido en una piedra en el zapato para muchos gobiernos federales y dictatoriales. A tal grado de que su fundador tuvo que refugiarse en la embajada peruana de Inglaterra en donde ya lleva más de un año acusado de violación sexual, que a todas luces es una acusación ‘burda’ para aprehender a un enemigo del gobierno americano.


La libertad de expresión está en juego de nuevo, las piezas gubernamentales se mueven y nosotros tal vez deberíamos rezarle de nuevo al grupo Anonymous para salir a nuestro rescate intelectual y esperar que Julian Assange sea el mesías del HTTP. Solo una observación para Estados Unidos: para el efecto de disolver el problema de los Derechos de Autor, debieron eliminar a La Hidra antes de que sus cabezas se multiplicaran y fortalecieran. Pero bueno, dudo que Obama lea mis líneas.

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