Procuradores oscuros y la erosión en el PAN

  • Procuradores Oscuros.
  • La Erosión en el PAN.

Por Rafael Loret de Mola / loretdemola.rafael@yahoo.com

Remover a un procurador general era, hasta no hace mucho –antes del nefasto gobierno de los magnicidios, el de salinas de gortari-, tan difícil como la petición de renuncia de algún presidente de la República, aunque también es cierta la resistencia de varios de los mandatarios para ignorar las denuncias contra cada uno, superar las acusaciones –incluso jurídicamente fundamentadas como la presentada por el maestro Ignacio Burgoa Orihuela contra lópez portillo-, y vivir con comodidad incluso bajo el arraigo perentorio, uno solo, el de luis echeverría, acusado por genocidio sin sentencia acorde con el tamaño de las pruebas. 

En el periodo de carlos salinas desfilaron cinco titulares de la Procuraduría General, a saber: Enrique Álvarez del Castillo, rebasado por el fiscal de hierro, su subprocurador, Javier Coello Trejo; Ignacio Morales Lechuga, sancionado por haber aprehendido al bartlettiano José Antonio Zorrilla Pérez; Jorge Carpizo McGregor y Diego Valadés Ríos, cuando comenzó a hablarse de la procuraduría rosa; y finalmente, Humberto Benítez Treviño, el cómplice por antonomasia.

Quizá en estos cambios frecuentes se extravió la ruta de la aplicación de la justicia, posiblemente como un ejercicio para preparar el terreno hacia los magnicidios de 1993 –el del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo- y 1994 –los de Luis Donaldo Colosio y Francisco Ruiz Massieu-. El primero tocó atenderlo a Carpizo quien publicó un libro en donde ventiló su aborrecimiento al clero católico más que elaborar un documento con credibilidad; y los de 1994 fueron a parar a manos de Diego Valadés y Humberto Treviño, con cambio de jinete a la mitad de la ruta entre dos actos bárbaros contra la salud de la República.

En fin, con el blindado zedillo pasaron dos personajes por la PGR, Antonio Lozano Gracia, panista y el hombre de las brujas, quien fue removido cuanto pretendió llevar a juicio a su jefe, el presidente; y Jorge Madrazo Cuéllar, el temeroso acaso “embrujado” por los rastros de su fracasado antecesor, recomendado, claro, por el inefable Diego Fernández de Cevallos, el político más truculento de los últimos años.

En fin, con fox pasaron dos y con calderón tres, sin más relieves que los vínculos con Televisa de Eduardo Medina-Mora y su currículum impregnado de derrotas judiciales y pocas acciones por recordar. Y con enrique peña, ya vamos en el tercero luego de las dudosas actuaciones de Jesús Murillo Karam –enfermo- y Arely Gómez González, la del rostro asombrado al pie del túnel de “El Chapo”; en turno, Raúl Cervantes Andrade, parece campanillero, un tanto arrumbado, ante el acaparador de funciones, las del ejército también, Miguel Ángel Osorio Chong, el borrico hidalguense.

Cuando se rompió la rigidez comenzó el desastre para bien de los grupos mafiosos, cárteles sobre todo, dentro y fuera de la estructura oficial, como una especie de parapeto para los huéspedes de la residencia oficial y siguiendo las consignas de los mismos en materia de persecución.

Sólo así se entiende, por ejemplo, que el ex gobernador de Chihuahua, César Duarte Jáquez, haya sido perseguido, primero, y después señalado con una orden de aprehensión, esto es al revés de las pautas. ¿Qué de extraño tiene, entonces, que sea visto con frecuencia, en Ciudad Juárez en el Mariachi Bar, con una enorme cola de pistoleros? Hay que tener lógica, cuando menos. 

La Anécdota

No hay cuestión política que abomine más que la hipocresía de los calderón –quizá sólo la permanencia del rufián peña en la Presidencia-, sumándose al grotesco y falso periplo por autobús. A Mérida llegaron en avión, en primera clase, la precandidata y su marido rodeado de “científicos” electorales e la peor calaña. Mucho dinero para gastarse en la manipulación del colectivo; y escaso prestigio para vender. 

Y ya se preparan para lo que parece inevitable: si Margarita, la pretensa “Santa Evita” mexicana –recomiendo a sus adoradores la magnífica novela de Tomás Eloy Martínez, un nombre por demás taurino, sobre la esposa de Perón-, no logra ser nominada por el PAN, el cauce independiente estará abierto para ella con dinero, claro, non santo y no auditable, como acostumbra la pareja ex presidencial. Lo que cosechó la diabólica Martita, lo quiere cosechar la rabiosa y esquizofrénica señora Zavala con sus hermanitos como alfiles. 

¿Quién le niega su derecho a conocer México?¿Dará la cara a los padres de los cincuenta y un bebés calcinados en Hermosillo o simplemente, como sabe hacer, les dará la espalda cuál si fuera una mártir a punto de convertirse en luteriana? 

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