Rafael Loret de Mola – Economía Chispeante

RAFAEL LORET DE MOLA

*Economía Chispeante
*Partidos en Crisis
*Amigo de “El Chapo”

Por Rafael Loret de Mola

Felicidades, señor peña. Según su histriónico mensaje –al parecer ya volvió a agarrar gusto por los micrófonos desde “la captura” que le resultó como una especie de analgésico mayor-, enrique peña nieto aseveró, en un ingrato momento de lagunas mentales, que nuestra economía está estable y en crecimiento, una perspectiva tan fuera de la realidad que ni Obama ni Putin se atreverían a signar lo mismo pese a dirigir dos de las mayores potencias universales.

Rafael Loret de Mola - Economía Chispeante

A decir del señor peña, dado lo anterior, México está en posición envidiable: nada menos la número noventa y tres entre las ciento cincuenta y siete naciones evaluadas sobre su estabilidad y horizontes de desarrollo; esto es por abajo, muy por debajo de la media aun cuando, por efecto de la geopolítica y de su “privilegiada” ubicación al sur de la Unión Americana –un grillete histórico en realidad-, se nos haya integrado falsariamente al grupo de los veinte países con economías más sólidas. Ni España pertenece a este grupo salvo por invitación… del gobierno mexicano.

Bien sabemos cuál es la perspectiva real, dolorosa, a la que nos enfrentamos los mal gobernados mexicanos con bajas diarias en las reservas internacionales del Banco de México para paliar los desajustes cambiarios provocados por la especulación con las verdes divisas estadounidenses. Veamos:

1.- El poder adquisitivo de los mexicanos se mide en pesos y no en dólares. Si consideramos que el salario mínimo, por ocho horas de jornada diaria, es en promedio de 73 pesos –un poco menos de cuatro dólares, esto es lo que ganan en el norte de nuestras fronteras por cada hora-, nos daremos cuenta del numen de la caída en nuestra capacidad de consumo que, para colmo, está inducida a la compra de alimentos chatarra, y no de nutrientes, además de enseres, muchas veces innecesarios, promovidos por las modernas tiendas “de raya”, por ejemplo la conocida Elektra de Ricardo Salinas Pliego, el rey de las operaciones de cambios de remesas por muebles o artículos hogareños. De esta actividad prosaica derivó el Banco Azteca, instaladas muchas de sus sucursales dentro de los almacenes en cuestión, con el aval absoluto y hasta

Reverencial de los señores fox quienes siguieron el garlito hasta cuando se despojó al Canal 40 de sus instalaciones mediante el ejército privado de TV Azteca. Hagamos memoria para poner a cada quien en su lugar.

No olvidemos, además, que el señor Salinas Pliego es uno de los grandes compradores de plata y almacenador de la misma con fines de especulación y con el basamento de modificar las reservas monetarias para que vuelvan a estar amparadas por el metal y no por divisas del exterior. No se olvide, en este punto, la gran “hazaña” de calderón en materia de reservas: ordenó la compra de cuatro mil millones de dólares en lingotes de oro para almacenarlos en Fort Knox, un baluarte al que no puede acceder ninguno de los funcionarios mexicanos, ni siquiera el presidente, a cuenta de la palabra de los acaparadores norteamericanos quienes ofrecen, como garantía única, la solidez del búnker. Quizá por ello no se cuentan a la hora de sumar los activos del Banco de México.

2.- La caída del peso ante el dólar no tiene razón de ser. Mucho menos cuando nuestro mercado puede inundarse con verdes billetes, como se hizo hasta hace algunas semanas, a un ritmo de cuatrocientos millones de dólares al día con el propósito de frenar la creciente especulación. Por desgracia, la oferta de los mismos es aprovechada por los consorcios financieros del exterior –de España y los Estados Unidos concretamente-, para acapararlos y respaldar con ellos las respectivas economías de sus países. Al respecto, alguna vez le pregunté a Luis Téllez Kuenzler, uno de los “mimados” por los agiotistas del exterior, sobre las cifras que había alcanzado el saqueo de divisas en 2008; y me respondió:

–Puedo asegurarte que ningún dólar salió por esta causa del país. Tenemos que hablar.

Y no hablamos por supuesto si bien la salida por la tangente sirvió para aliviarse ante un nutrido grupo de intelectuales, economistas, empresarios, rotarios y dos periodistas. Pero el planteo quedó como una suerte de estigma entre los saqueadores y los grandes cómplices mexicanos para quienes su país es sólo una empresa gigantesca en la que ellos, sólo ellos, deben exprimir hasta la última gota.

3.- Durante el nefasto sexenio de carlos salinas, mismo que terminó con el derramamiento de sangre política a borbotones, el doctor Pedro Aspe Armella, santón del neoliberalismo, anunció que, por primera vez, habíamos alcanzado un superávit en las finanzas públicas. Ello fue consecuencia de dos factores: la crecida en los precios del crudo mexicano y la venta desmedida de paraestatales incluyendo algunas productivas con Telmex a la cabeza, numen del disparo financiero… de Carlos Slim Helú.

La situación es ahora muy distinta. Adelgazado el gobierno hasta la última apertura del cinturón –casi de castidad austera-, el precio de la mezcla mexicana del crudo apenas sobrepasa los veinte dólares por barril, una cifra menor a los costos de extracción, esto es entre tres y cuatro dólares de pérdida por la venta de cada uno de ellos. Un desastre mercantil sin parangón. La extracción y transporte de nuestro otrora “oro negro” nos cuesta aproximadamente veintiséis dólares por cada barril y este se vende a veintidós, con variantes, mucho más barato que el petróleo de cualquiera otra parte del mundo. Con ello se ataca, de manera despiadada, a nuestras reservas con el propósito de extinguirlas mientras Estados Unidos se apodera de las del Hoyo de la Dona, en el Golfo de México y en mar territorial mexicano, extendida ésta para poder ser explotada por los Estados Unidos con la extraña “desaparición” de la Isla Bermeja, acreditada en todos los mapas náuticos e inexistente para los devastadores del norte; con ello, los límites marítimos favorecen al poderoso vecino y le permiten la extracción de nuestro crudo aun cuando el presidente Clinton, en el último año de su mandato, el 2001, por veinticinco años. Él fue quien, de hecho, embargó al Hoyo de la Dona por veinticinco años –lapso para resolver lo de la abducida Isla Bermeja-, de los cuales ya pasaron quince con el petróleo alicaído y totalmente desfasado. ¿Querían abaratar PEMEX? Desde luego, no hizo falta ningún mago para ello; sólo especuladores de alta raigambre bien tutelados por los prestanombres incrustados en las nóminas de las financieras transnacionales.

Y a esta compleja perspectiva la señala el señor peña, un tuerto convertido en rey sexenal, como “estable y en crecimiento”; sólo quien tenga asegurada la fortaleza económica propia y la de sus descendientes, hasta por tres generaciones cuando menos, puede afirmar que la peor catástrofe de los mexicanos es motivo de tranquilidad general cuando es, precisamente, lo contrario. Pagamos más por menos y, para colmo, la apertura de almacenes de lujo –“el palacio de los palacios”, en Polanco, por ejemplo, gracias a la “visión” de alberto bailleres, el de la presea infamada en el Senado-, nos demuestra que vivimos bajo el flagelo de la economía del narcotráfico.

¿Lo anterior significa, acaso, que la aristocracia mexicana se mantiene gracias al dinero sucio? Pues… sí. Las derramas inmensas –se calculan en seis mil millones de dólares sólo respecto a las operaciones de los cárteles en México aunque hay especialistas que plantean que el movimiento anual de drogas llega a los 560 mil millones de dólares-, sólo pueden canalizarse a través de estas megatiendas, en las que puede encontrarse lo “mejor del mundo” si se tiene dinero, mucho dinero, para costearlo, en todos los terrenos mercadotécnicos, desde el mejor jamón de Jabugo hasta las joyas más finas a precios que, para cualquier hombre de medianos ingresos no se diga para los depauperados, resultan insultantes.

Quizá sea esta economía a la que peña se refiere como estable y, sobre todo, en crecimiento; con o sin “El Chapo” Guzmán Loera en la prisión.

Debate

Las alianzas interpartidistas aumentan el nivel de los chantajes. Agustín Basave Benítez prefirió renunciar a la dirigencia del PRD por no entender las posiciones del comité ejecutivo respecto a las alianzas y contemplar las finanzas partidistas en fase de desastre. Una buena noticia sólo para los militantes de MORENA que rezan –no a la Virgen sino al icono-, por la incorporación de la izquierda, en su totalidad, al proyecto personalísimo de Andrés Manuel.

Si tal ocurre, la salida de Basave, de paso muy fugaz, sería una oportunidad estimable para lograr reparar el daño causado por la escisión de los morenistas del PRD, eel PT y el Movimiento Ciudadano que quedaron al garete cuando López Obrador les llamó “traidores” por causas distintas, los perredistas por firmar el inoperante “Pacto por México”, los petistas por haberse situado al fin del abismo con la amenaza de la pérdida de su registro y el Movimiento porque lograron conquistar posiciones, como la alcaldía de Guadalajara en manos de Enrique Alfaro Ramírez, sin necesidad de usar el nombre del tabasqueño.

Y es que en materia de alianzas, el PRD aceptó la complicidad con el PAN en Oaxaca y Veracruz –favoreciendo a sendos caciques-, pero ni en Tlaxcala y Puebla, acaso para no contaminar la zona de influencia del “góber bala”, Rafael Moreno Valle, gobernador de la segunda panista y el panista con mayor presencia para disputarle a Margarita, la mustia despintada del calderonismo, la candidatura blanquiazul a la Presidencia. Puros chantajes debajo del agua.

La Anécdota

Ya lo dijo “El Chapo” quien podría sustituir a “El Chepo” en la conducción del rebaño sagrado, aunque no sea sólo de futbolistas, en su interlocución con Sean Penn, respecto al “pato” Donald Trump:

–¡Mi gran amigo! –exclamó al ser citado Trump-.

Ya sabemos cómo se fusionan las fortunas y los intereses de sendos personajes. Bien: que extraditen a Guzmán Loera a cambio de Trump y Penn; que vengan estos dos a México y los coloquen en el Zócalo. Veremos cómo les va libres entre los mexicanos afrentados entre quienes me cuento.

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