Rafael Loret de Mola – Siglo de Ignominia

RAFAEL LORET DE MOLA

  • Siglo de Ignominia
  • Cero Credibilidad
  • ¿Qué será Después?

Por Rafael Loret de Mola

Rafael-Loret-de-Mola-Siglo-de-IgnominiaHace poco más de un siglo, precisamente el primero de junio de 1906, la huelga de mineros en Cananea, Sonora, provocó la indignación nacional porque, entre otras cosas, los patrones, encabezados por el coronel estadounidense William C. Greene, reprimieron las manifestaciones de los obreros que solicitaban mejorías sustantivas e igualdad de trato con los técnicos extranjeros, utilizando a los deplorables “Rangers”, la policía texana tan hábil para cazar a los mexicanos que osaban cruzar las fronteras. Pero esta vez llegaron demasiado lejos: sin miramientos invadieron el territorio nacional y el presidente, el general Porfirio Díaz Mori, protegió a los invasores y a la empresa “Cananea Consolidated Cooper Company” cuyos socios eran estadounidenses e ingleses, sin ocuparse del drama social incubado y ampliado por el rencor.

Los mineros eran bastante prudentes en sus peticiones. En su pliego definían algunas aspiraciones, además de la igualdad en cuanto a los honorarios recibidos por los extranjeros por trabajos similares muy arriba de los pagados a los nativos cuyas habilidades, por el conocimiento del territorio sobre todo, era bastante superior. Tal era el sentido de sus infladas solicitudes:

Pliego petitorio de la Huelga de Cananea

Queda el pueblo obrero declarado en manifestación

1. El pueblo obrero se obliga a trabajar bajo las condiciones siguientes:
1. La destitución del empleo del mayordomo Luis (nivel 0)
2. El mínimo sueldo del obrero será de cinco pesos, con ocho horas de trabajo.
3. En todos los trabajos de “Cananea Consolidated Copper Company.”, se emplearán el 75% de mexicanos y el 25% de extranjeros, teniendo los primeros las mismas aptitudes que los segundos.
4. Poner hombres al cuidado de las jaulas que tengan nobles sentimientos para evitar toda clase de irritación.
5. Todo mexicano, en los trabajos de esta negociación, tendrá derecho al ascenso, según se lo permitan sus aptitudes”.

Nada que no fuera justo y sensato. A cambio de ello vino la intolerancia y la persecución con un saldo abominable; fueron muertos, bajo las balas de los invasores: los trabajadores mexicanos Doroteo Valdepeñas, Crescencio Monroy, Enrique Vizcarra, Pedro Fimbres, Eugenio Mendívil, Francisco Lara, Juan Cota, Julio Flores, Alberto Stone, Filomeno Morales, José Orozco, Petronilo López, Jesús Carrasco, Pedro Amaya, Librado Leyva, Indalecio Aldaco, Manuel Montijo, Margarito N. y uno no identificado. Los muertos estadounidenses fueron George y William Metcalf, Conrad Kubler y Albert Rusk. Esto es diecinueve mexicanos y sólo tres norteamericanos apoyados por los despiadados Rangers, una proporción de seis a uno con saldo negativo para los nacionales desarmados, salvo por la fuerza de las ideas u de la palabra, bajo el fuego agresor y la ignominia de la prepotencia de los fuertes.

Luego vendría el levantamiento de los obreros esclavizados en las empresas textiles de Río Blanco, Veracruz, el 7 de enero de 1907, apenas unos meses después del drama de Cananea. Había prendido la chispa de la dignidad canalizada hacia la protesta… y la represión. En menos de tres días –de acuerdo al relato histórico- fueron ejecutados más de doscientos “prisioneros”, esto es obreros alzados, por supuesta “desobediencia”. La desproporción nos suena hoy abominable: la muerte por trueque de una supuesta indisciplina obligada por el hambre y la necesidad de mejorar los satisfactores existenciales. Fue entonces cuando el gobierno de Díaz –no escribo su patronímico en minúsculas por sus heroicas aportaciones militares contra los invasores franceses en 1862 y 1867-, perdió toda autoridad moral posibilitando el despertar de conciencias y la consiguiente Revolución a la que tanto han minimizado los miembros de la derecha, sucesores de quienes fueron a ofrecer la “corona” de un imperio inexistente en México al enajenado barbado de Miramar. A veces olvidamos los precedentes y caemos en los juegos manipuladores sobre todo en estos tiempos electorales; si tuviéramos la memoria más fresca, sin duda arrojaríamos ya al pantano de las ignominias a quienes siguen pensando en vindicar la figura de Porfirio Díaz para saldar con ello el reencuentro con la autocracia y los nuevos aristócratas de la clase política y empresarial de nuestro país.

Díganme, amables lectores, si no encontramos líneas paralelas entre el pasado y el presente. Ahora no sólo velamos a los muertos y desaparecidos –veinte mil los primeros y diez mil los segundos contando desde 2008 cuando calderón nos condujo hacia una violencia feroz tras la caída y asesinato, planteado como accidente, de Juan Camilo Mouriño Terrazo, su “delfín” profundamente ligado a los intereses hispanos en México-, sino igualmente nos angustia el destino de tantos miles de compatriotas esclavizados por las mafias intocables, incluso al amparo de grandes organizaciones criminales de Asia y Europa del este, armadas a partir del contrabando imparable prohijado por jaime camil garza –el padre del actor-, el gran socio de Zedillo, los fox y calderón, ahora en condición de intocable bajo la égida de peña nieto. Nadie siquiera lo indaga y los rifles y toda suerte de armas de alto poder son concentrados en México para luego distribuirse, en absoluto sigilo –es un negocio desde el poder-, a las bandas delincuenciales con sello trasnacional. Vamos a ver quién se atreve a desmentirnos; una vez más, lo desafiamos, señor camil, a confrontarnos porque conocemos todos sus pasos desde su cuna en Torreón, Coahuila, hasta su refugio en Acapulco en un palacete en donde las fiestas semejan a las fílmicas del “Gran Gastby”. La imitación de Hollywood se queda bastante corta.

Lo anterior viene a colación por dos hechos incontrovertibles:

1.- Cientos de “levantados”, acaso miles, son usados como esclavos en las minas de oro de Guerrero o las de plata del sur, como hace más de una centuria; con una diferencia, claro: entonces los obreros aceptaban las condiciones degradantes para sobrevivir; ahora se les priva de la libertad contra su voluntad y se le somete. Y aunque parezca increíble de esta posibilidad se agarran con fuerza los familiares de los miles desaparecidos a lo largo de los sexenios de la violencia y la barbarie –de calderón y peña, en el mismo orden, o desorden-, para sostener alguna esperanza si bien saben de las vejaciones que pueden estar sufriendo los suyos… si siguen con vida. Para muchos, el cautiverio y el sometimiento brutal resulta, tantas veces, mucho peor a la muerte.

2.- Hace una semana, las “autoridades federales” lograron “rescatar” a ciento veintinueve obreros mexicanos, en Zapopan –la conurbación de Guadalajara en donde fue abatido en apariencia Nacho Coronel Villarreal, uno de los principales capos del célebre “cártel de Sinaloa” el 29 de julio de 2010; con ello, acaso se intentó tapar el ojo al macho porque fue evidente la singular tolerancia que el gobierno de calderón brindó a la tal “confederación” sinaloense-, quienes vivían esclavizados, laboral y sexualmente, por una pantalla de cuatro seudo inversionistas coreanos; y entre ellos se incluye a seis menores de edad.

Los asiáticos non gratos azotaban a sus empleados, los injuriaban, les escupían, sobre todo a los jóvenes de acuerdo a los testimonios de las víctimas, hasta someterlos para obtener una mayor producción con los mínimos posibles de inversión. Además, la maquiladora del inframundo servía como campo de reclutamiento para toda suerte de perversiones sexuales sin que quienes eran abusados pudieran delatar las inmundicias. Parecería que estamos transcribiendo una historia de horror de los cincuenta, cuando en Corea se vivió una de las mayores hambrunas registradas en la historia, en una posguerra acaso más brutal que la conflagración misma.

El taller de “Yes Internacional”, además, se encuentra en una de las zonas doradas de la capital de Jalisco aunque se trate de otro municipio. Y ello podría ser espejo de las conexiones entre los presta-nombres, enriquecidos con la vileza de los traidores, y los extranjeros que han vuelto sobre las nubes del pasado, brutal, prohijado por un gobierno entreguista, torpe, antinacionalista que mantiene a un enfermo en el poder Ejecutivo. ¿No nos damos acaso cuenta de hacia dónde puede conducirnos la negligencia y la apatía si no actuamos, todos, con la rapidez requerida? No llamo a la subversión sino a abrir los ojos y poner punto final a la ignominia de una democracia dirigida y contraria a la voluntad popular, a la soberanía.

No temamos al futuro sino al presente. Si no somos capaces de superar el actual estado de cosas, negaremos la perspectiva vital a quienes nos suceden. Y eso no lo merecen nuestros hijos, nuestros nietos.

Debate

No estoy feliz. ¿Y ustedes, amables lectores? La mayor parte de quienes son mis contertulios frecuentes, por no decir todos –siempre hay alguien discrepante, lo que siempre es bueno para animar las células grises-, se dicen indignados, por utilizar el calificativo menos ofensivo, y aseguran estar dispuestos a luchar, hombro con hombro, por interrumpir la secuela perversa de la clase política, la de cada uno de los partidos en ejercicio, sacudida por un febril y absurdo afán propagandístico que deberemos soportar hasta los comicios del 7 de junio próximo. Digo, a menos de que nos aislemos como monjes cartujos.

Pero hete aquí que un sondeo oficial encargado a una institución denominada “Satisfacción Subjetiva con la Vida y la Sociedad”, el ochenta y dos por ciento de los mexicanos, de quienes viven en nuestro suelo, se declararon “felices” y hasta satisfechos por sus niveles existenciales. Una maravilla que, desde luego, inicia en las casas blancas de Las Lomas y termina en la egregia casona alba de Los Pinos. Todo es blancura en la visión trastornada de quienes mienten para manipular.

Desde luego, para no ser tan descarados, se asume que las encuestas respectivas se hicieron “antes de los acontecimientos recientes” lo que supone una aclaración no pedida convertida en “confesión manifiesta”. La credibilidad y autoridad moral del gobierno en curso se ha perdido de manera estrepitosa y ello no puede dudarse. Fíjense, en Tamaulipas se han registrado ya setenta atentados contra medios de información, el más reciente con saldo de nueve empleados muertos de “El Mañana de Matamoros” y su director secuestrado y torturado. Seguramente a ellos no les preguntaron si eran felices.

La Anécdota

Me preguntan sin cesar:
–¿Si se va peña sólo lograremos que llegue otro peor?

Les respondo:

–A través de la historia primero se resuelve el presente y luego se allana el camino hacia el futuro.

¿Y la ciudadanía no cuenta? Para los priístas sería muy difícil imponer a un “substituto” sin consenso de la oposición mayoritaria en conjunto. Y, entonces, las voces unidas podríamos exigir un desenlace menos cernido a los presupuestos institucionales: la guía de una figura exenta de sospechas, apartidista, como lo son, se supone, los presidentes de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y del Instituto Nacional Electoral.

No nos acobardemos antes de dar el primer paso.

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