Reverencia Oficial y Los Relojitos Caros

  • Reverencia Oficial.
  • Los Relojitos Caros.

Por Rafael Loret de Mola

Como es costumbre, la cuesta de enero es creación de las políticas gubernamentales; esto es, peña ahora puede confundirse con Mahoma –sin que me lo tomen como una falta de respeto a este guía espiritual-, por aquello de que la montaña va hacia él y viceversa, aunque en el caso del mandatario mexicano no es para renovar la fe sino para aplastar su propia hipocresía mientras los gobernados se debaten por la caída del poder adquisitivo.

Nos saludan con un aumento al precio de la tortilla francamente insultante. El alza del alimento básico de los mexicanos, porque se debe importar maíz luego de que en 1990 el gobierno declaró la autosuficiencia en este grano con intervención de Carlos Hank González, complica el equilibrio social, lo cual es de alto riesgo en un año electoral y con la ciudadanía explicablemente rencorosa, y anula cualquier perspectiva democrática para salvaguardar, sobre todo, las complicidades y arreglos soterrados de un mandatario a la deriva, sin elotes en su mesa. 

También iniciaron los asesinatos políticos al caer el precandidato priista a la alcaldía de Atoyac, en el incendiado Guerrero negro, Adolfo Sema Noguera. Fue un mal presagio, de entrada, contra el optimismo de quienes disfrutaron la hermosa luna de Año Nuevo y enseguida sugirieron que ello era una suerte de mensaje divino, como el que solicita Ricardo Anaya, el niño sabio que aniquiló a dos partidos en un santiamén, cuando pregunta a un pequeño robot, de esos de moda, si el PAN –no el Frente- ganará la Presidencia. Chiquillo al fin y bastante ambicioso como políglota.

Ya hemos dicho que la lista de colegas periodistas asesinados llegó a catorce, de marzo a diciembre de 2017, y la amenaza sigue cerniéndose sobre doce entidades de la República en donde los crímenes contra periodistas se dieron, y otras más, como Quintana Roo, Sonora y Tamaulipas en las cuales la represión es mayor pero ya los funcionarios aprendieron el difícil oficio de ocultar muertos; para algo sirven los científicos que escarban, con fruición satánica, las fosas clandestinas sin que los cadáveres sean identificados. ¿Y la ONU no conocerá de estos crímenes de lesa humanidad? Seguramente la prioridad, por la influencia anglosajona, es cuidar a las mascotas por el ruido de la pirotecnia. A veces creo que estas quejas salen sobrando por el peso de la intolerancia feroz en determinados temas, desde el sionismo hasta el animalismo. 

Lo dicho: ser optimista bajo tales rubros es caer en la demagogia profunda, tanto como el México oscuro donde crece la maleza de los cacicazgos por obra y gracia de la partidocracia fundida con el presidencialismo. ¿Dictadura perfecta o algo peor, esto es la aristocracia encendida de ambiciones dispuesta a todo genocidio concebible?
La Anécdota

Ayer, era una simpática narrativa. López Mateos regaló, en 1962, su hermoso reloj Patek Philipe, luego de que el estadounidense Kennedy le elogió su buen gusto; luego, el pícaro Don Adolfo le mencionó la hermosura de Jacqueline y su consorte reviró:
-Perdone usted, mejor le devuelvo su reloj.

Hoy, es denuncia. El miserable Miguel Ángel Yunes Linares, mandatario de Yuneslandia, otrora Veracruz, se dio cuenta de que llevaba en la muñeca una joya relojera, de marca Richard Miller, valuado en seis millones de pesos, una cifra mayor a sus emolumentos por su desempeño como gobernador en poco más de un año. Al darse cuenta de que estaba frene a la prensa –la mayor parte de ella controlada por el cacique-, bajó las manos con sigilo y se guardó el relojito en el bolsillo. Luego adujo que lo hizo porque “le molestaba” pretendiendo librar las críticas por su lujo y osadía. Ladrón y cínico, como el que más, de mayor nivel que su perseguido, obsesivamente, predecesor inmediato quien ha sido señalado, con razón, como el peor de los ex mandatarios estatales hasta ahora. 
Los relojes exhiben a los autócratas de todos los tiempos, desde reyes coleccionistas hasta mandatarios escurridizos.

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