Subcampeones

Como sabemos la selección mexicana de fútbol nos sigue dando alegrías pero solo en categorías juveniles, ya que en el pasado mundial sub 17 se logró llegar a la final enfrentando a la selección de Nigeria, siendo está la tercera vez de forma consecutiva que los mexicanos disputaron el título mundial en esta categoría y buscaban el tricampeonato.


La realidad es que los jóvenes hicieron un papel memorable, en la cancha se veía un equipo ordenado, seguro y en donde no dependían de individualidades más bien dependían de un esquema de juego bien definido en donde cada jugador sabía el papel que tenía que desempeñar, algo así como una “pequeña maquina”, en donde todos trabajaban de forma pareja.


Pero el mérito no solo es de los jugadores (aunque ellos sean los protagonistas del juego), también es del entrenador Raúl Gutiérrez, quien enfrentaba su segundo ciclo mundialista al frente de una selección en esta categoría, habiendo obtenido el campeonato en su ciclo anterior.


El llamado “Potro” condujo nuevamente a la selección mexicana a una final, siempre plasmando su ideología ofensiva en el campo de juego y su buen ojo para la elección de sus jugadores.


Lo importante aquí es que no podemos engañarnos pensando que estos logros en una categoría juvenil  pueden opacar las malas actuaciones de la selección mayor, esto debe servirnos para reflexionar y pensar que algo pasa en el proceso de transición de selecciones juveniles a selección mayor, algo se está haciendo bien con los juveniles que con la mayor no se está haciendo y el hecho es que algo pasa en la mentalidad de los jugadores juveniles ya que cuando juegan en selecciones menores juegan con el orgullo de vestir la camiseta tricolor pero cuando llegan a selección mayor pareciera que solo juegan por compromiso y para conseguir algún buen contrato comercial.



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