¡ALGO CÓMICO!

En la frontera de México y Estados Unidos se encuentran un ecuatoriano, un boliviano y un mexicano; están a punto de cruzar el Río Grande, cuando se percatan de que la Migra ha puesto caníbales en balsas para patrullar la frontera. Desde lejos, el jefe de la Border Patrol lo observaba todo, mientras que del lado mexicano, el ecuatoriano decide: “La necesidad es mucha y ahí voy”. Entra al río, pero antes de llegar a la mitad, los caníbales lo agarran y se lo devoran. En eso, el boliviano dice: “Espero cruzar antes de que se lo terminen”. Se avienta al río y llega a la otra orilla; pero al poner el primer pie en suelo estadounidense, los antropófagos lo regresan y también se lo comen. El mexicano se espera para ver qué pasa, si los salvajes se llenaron o qué. Pero al ver que no se van, no lo piensa dos veces y se arroja al río; comienza a nadar lo más rápido que puede; pasa la mitad del río y los carniceros ni en cuenta. Llega a la otra orilla y pone el primer pie en tierra seca; observa para todos lados y no ve a nadie, así que se echa a correr perdiéndose entre los arbustos y se les escapa. Entonces, llega el jefe de la patrulla fronteriza y le reclama al jefe de los antropófagos: “What happened? Al ecuatoriano no lo dejaste pasar; al boliviano tampoco, pero al mexicano ni siquiera lo miraste, ¿por qué?” “Mira, mi blanquito, si supieras que el último mexicanito que nos echamos, nos dejó ardiendo el culo por una semana…” 

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