Bastardía Histórica y Presidente Legítimo

  • Bastardía Histórica.
  • Presidente Legítimo.

Por Rafael Loret de Mola

Juan Nepomuceno Almonte, hijo del gran Morelos, renunció a ser reconocido por la historia por su sangre y dinastía y dio inicio a la mayor bastardía histórica que recordemos, peor a la de cada una de las afrentas invasoras –de Estados Unidos, España y Francia-, que no doblegaron al espíritu nacional y, aunque pasaron sobre el honor de miles de valientes, deben ser recordadas como gestas de elevada cumbre moral ante la prepotencia inaudita de las potencias que pretendieron aplastarnos luego de la proclamación de nuestra independencia; Juárez, sin duda, debió reconquistarla.

Viene este pensamiento a nuestra memoria por cuanto hoy, los senadores priistas y el dirigente nacional de los mismos –hablamos del pederasta Emilio Gamboa y del arribista Enrique Ochoa Reza, quien más bien debería dirigir por su estirpe a alguna fracción de Al Qaeda-, insisten en “invitar” al más antimexicano de cuantos han habitado la Casa Banca, el racista y fascista enmascarado del “pato” Donald Trump, para que sea él quien “blinde” las elecciones en México el próximo primero de julio. Esto es: con ello se entrega el último jirón de nuestra soberanía a los vecinos norteños y se formaliza, así sea irregularmente, la condición de “estado fallido” como brutal legado del gobierno peñista. 

Mientras, desde Washington y luego de su discurso a la nación, los esbirros del mandatario norteamericano insisten en poner condiciones indignas a México para renovar el TLC de América del Norte que tanto favorece a los estadounidenses con todas las prerrogativas a su favor. Una de ellas es escandalosa: la autorización para que aeronaves de la Unión Americana sobrevuelen la frontera y pasen por encima de ella hacia territorio mexicano con un nuevo grupo represor, los “air marshals”, dispuestos para detectar a posibles indocumentados o cargamentos de drogas antes de que crucen la línea divisoria entre nuestro país y la potencia a la que geográficamente, sólo eso, estamos unidos.

Es inconcebible el nivel tan bajo de quienes integran la clase política al servicio de la oligarquía y las multinacionales que se expanden como tentáculos terríficos sobre nuestro suelo infamado por un régimen traidor que apuesta por su propia opulencia a cambio de extender la miseria a niveles jamás alcanzados; sólo fox dio un respiro al considerar, con mente feudal, que quienes devengaban dos dólares al día no podían considerarse dentro del rango de pobreza extrema, si bien Marta y vicente no exploraron jamás por estos niveles. 

Cuando pasen las hojas de la historia sobre este tiempo doloroso jamás podrá borrarse de la memoria del colectivo la vileza de quienes, traicionando todos los valores republicanos, nos convirtieron en una nación sin defensa posible ante el acoso criminal de los consorcios multinacionales, del anaranjado Trump y también del calculador Putin quien sí logró hackear los comicios en la gran potencia de occidente porque sabía que Donald podría ser manipulable como lo es. Un triángulo enfermizo, inaceptable, sencillamente infame. 

La Anécdota

Convertida la historia en el pesado cabús en donde se transportan las infamias, viene a colación la figura del célebre abogado zacatecano Nicolás Zúñiga y Miranda, a quien se le da un papel chusco cuando debía considerarse como un valeroso opositor, el único entre la aristocracia citadina, al porfiriato, demoledor de cualquier signo de democracia. 

Este personaje se hizo célebre porque, a contracorriente, participaba en cada una de las parodias electorales que preparó Porfirio Díaz –le quito el don-, para perpetrarse en el poder; y, por supuesto, perdió siempre en los escrutinios. 

Pero se sentía defraudado y, en esta situación, hubo de defenderse de las burlas incesantes de la corte porfiriana alegando ser “el presidente legítimo”. ¿Les suena? A mí también y no sé por qué.

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