Le mea moni – “Mi amigo y mi hermano”

Por Padre Santo

Aprender o reaprender lo definido en la historia contemporánea de México, desde su fundación del PRI en 1929, es inadmisible ahora con el nuevo liderazgo de Israel Betanzos, donde sin conciencia mínima de lo sucedido en abril 2014 en el interior del PRI-DF, entonces dirigido por Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, ha quedado en el olvido.

Entre abrazos, felicitaciones y sonrisas tomó protesta el nuevo dirigente del tricolor para el periodo 2020 – 2024, el pasado sábado 29 de febrero en el Teatro Metropolitan, y hacer mención especial al exfuncionario “que operaba en una red de prostitución al interior del mismo partido”.

Ante esta parafernalia sírquense, llena de matices vacíos de moral, no opera la congruencia de lo que se piensa con lo que se hace, este instituto político ha perdido la presidencia, gubernaturas, pero, lo que verdaderamente se observa es la amnesia o el verdadero cinismo de sus actos.

Las diferentes generaciones que estamos involucradas en la vida pública de nuestros gobernantes y que además tenemos esa conciencia perdida en muchos de ellos, estamos debidamente informados de manera profesional, y también por las benditas redes sociales que nos ofrecen información casi inmediata de lo sucedido en México y el mundo.

Estos agresores empoderados, no quieren otra cosa que seguir sangrando el respeto a ellos mismos, el aceptar honrar su esencia como extraordinarios seres humanos que son, claro está que, para lograrlo, primero que nada, deberán fundar su conducta moral sobre su fe, para seguir siendo, eso, seres humanos.

Haber reclutado con mentiras y discreción, no es un hecho apegado a una norma concreta y plena de toda actividad moral, nuestra ética no debe desarticularse en el discurso vacío, simple y lleno de bondades inexistentes, y que, según el beneficio, será el ganar ganar, parafraseando a Steven Covey, otra incongruencia.

“He aprendido mucho de él”, una articulación dicha, pero jamás pensada y mucho menos reflexionada de Betanzos al momento de estar al frente de su gente, de seguidores de ese emblema, de esos colores institucionales que tuvieron y mantuvieron su poder por más de 70 años.

Cubrir escenarios y llenarlos con discursos pobres, vacíos y carentes de emotividad, creo que no es la esencia, mucho menos la efectividad que los llevó al poder y convertirse en la institución más poderosa para la competencia política del líder y fundador del partido, Plutarco Elías Calles.

 El rescatar al partido con esa fuerza de como inició es y será difícil, más aún sino se comparten con los mismos ideales, el haber propuesto a un candidato para competir la presidencia, ajeno completamente a esos ideales, fue la razón contundente de alejar a su propia gente, esto claro está aclarado por el excandidato presidencial del año 2000: Francisco Labastida Ochoa.

Colocar a extraordinarias personas al frente de este organismo no debe ser tan simples como ahora sucede, es decir, ahora no se trata de sólo rescatar al partido de sus amores, sino que ahora enfrentarán las elecciones más difíciles de la historia y lo peor será, que deberán hacerlo triunfante.

Aún desarticulado y con heridas graves, lo seguro es que el partido como tal no desaparecerá, pero lo que sí es que deben hacer caso a las bases para evitar que los carroñeros no intervengan para hacer de él, un rompecabezas, como lo dijo Rene Juárez.

La noticia mediática que podría inyectar un respiro a estos partidistas, es el evento histórico del 9 de marzo próximo, claro está que no es promover atientas propuestas inverosímiles, sino colgarse de la promoción que trae consigo el evento mundial y que impactará de manera contundente en México y su población femenina.

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