Rafael Loret de Mola – ¿Lo Sabemos Todo?

RAFAEL LORET DE MOLA

  • ¿Lo Sabemos Todo?
  • Controles Perdidos
  • Traiciones del PAN

Por Rafael Loret de Mola

Rafael-Loret-de-Mola-Lo-Sabemos-TodoLa masacre de Tlatlaya, perpetrada el 30 de junio de 2014 fue apenas incluida en los interiores de algunos periódicos y ampliada su información tres meses más tarde, en las vísperas de otra tragedia, la de los normalistas de Ayotzinapa el 26 de septiembre. En aquella ocasión, los voceros castrenses se cansaron de explicar que se había tratado de un “operativo” contra una banda de secuestradores ya desmantela; las imágenes, transmitidas en una cadena estadounidense, lo contradijeron: un niño y varias jovencitas, en actitud en arrastrase hacia los muros por el más explicable instinto de conservación, evidenciaron la total ausencia de legalidad en las acciones de la soldadesca que silenciaron a las víctimas sin permitirles la menor posibilidad de defensa. Sencillamente los acribillaron: eran veintidós.

A las víctimas de Apatzingan, en hechos perpetrados el 6 de enero de este año, esto es hace más de tres meses y medio, los policías federales, paramilitares como aquellos siniestros “halcones” de 1971, les aplicaron la vieja sentencia de los caudillos de otros tiempos: “¡Mátenlos en caliente!”. Por lo menos podemos así interpretar los gritos desbordados, “¡Mátenlos como perros!”, aplicados a los grupos de la Fuerza Rural quienes permanecían en plantón en los portales del Palacio Municipal. Quienes vociferaban eran miembros del “eficaz” vG-250 creado por el entonces comisionado de Seguridad en Michoacán, personaje de todas las confianzas del señor peña nieto, alfredo castillo cervantes, quien fue retirado de la zona y el cargo para ser designado ahora director de la CONADE, acaso porque despertó el interés presidencial en ganar una medalla de oro en tiro libre durante los próximos Juegos Olímpicos. Todo queda en familia… aunque los jardines de Los Pinos, como los de “Las Poquianchis”, allá por San Francisco del Rincón en donde tienen asientos las heredades de los fox, también se caractericen por las fosas clandestinas. ¡A este nivel hemos llegado de la mano de la peor corrupción de la clase política en la historia!

Lo más curioso del asunto es que quienes protestaban lo hacían por la disolución, ordenada por el mismo criminal castillo, del G-250, suponiendo que con ello el estado de indefensión crecía sin remedio. Y quienes no recibieron sus sueldos a tiempo se cobraron… matando bajo el cobijo de una impunidad que dura hasta hoy cuando castillo se ocupa de los deportes –dice- y alega haber sido despedido para que entraran en juego las “nuevas medidas” destinadas a la distención de un conflicto antes de que fuera aprehendido Servando Gómez Martínez, “La Tuta”, el 2 de marzo de este año, apenas dos meses después de la masacre disminuida en los cotidianos de mayor circulación y silenciada en los medios masivos. Otra vez el ominoso silencio tras la matanza de dieciséis personas, vestidas de civiles y desarmadas, además de decenas de heridos. Otra vez, el recuerdo de los acribillamientos en masa en la India colonial, cuando Ghandi clamaba por la resistencia pacífica, nos conmueve e indigna.

La insensibilidad social patética del señor peña alcanza los más altos decibeles imaginables. No ha sido capaz de proceder contra la cúpula militar a pesar de que la Cámara de Diputados subrayó que los soldados habían actuado, bajo sus mandos, con absoluta discrecionalidad en Tlatlaya; y respecto a los sucesos de Apatzingán fue evidente su intención de ocultarlos como los anteriores. Y seguramente habrían pasado otro tanto en Iguala y Cocula de no ser por los sesgos políticos de la historia devastadora. Al ser “destapado”, ya no como candidato sino como negligente mandatario, no tuvo ropero a donde acudir.

Pese a los hechos, muchos nos tememos que no los conocidos no sean los más graves ni los más siniestros. ¿Cuánto no sabemos? ¿No creen ustedes que acontecimientos similares se han dado en más de una decena de entidades del país en donde han sabido desviar la atención de la prensa para ocultarlos de la opinión pública. Porque las matanzas se han dado en Coahuila, Tamaulipas, Chihuahua, Sonora –casi todo el norte-, lo mismo que en las entidades que son litorales del Pacífico y el Golfo. Algunos testigos tratan de “filtrarlos” pero son pocos quienes lo consiguen. La barbarie continúa en toda su expresión.

Recientemente, Reynosa estuvo sometida a un tiroteo que duró más de doce horas con decenas de víctimas y el consiguiente terror de las familias de bien y provocado que las cabezas de las mismas estén dispuestas a tomar las armas para proteger a los suyos. Es la ley de la selva, nada menos, mientras otros huyen, sin remedio, hacia la frontera en un éxodo incesante como si la guerra se hubiera apoderado de todo el territorio nacional; para ellos así es y buscan refugio. Y es curioso que “pueblos mágicos”, publicitados por la Secretaría de Turismo, como Ciudad Mier, se hayan convertido poco a poco en fantasmas por la ausencia de pobladores que optan por retirarse de los campos de batallas entre los narcos para preservar sus existencias. ¿O acaso lo ignoran en las esferas oficiales?

Los crímenes son tanto por negligencia, omisión de acciones o como consecuencia de una premeditación. En los casos descritos lo último tiene prevalencia porque, en cada uno de los sucesos, han prevalecido las emboscadas o las provocaciones que dieron cauce a las “desapariciones” o los genocidios. Desde junio de 1994 a la fecha, ya sabemos de tres medallas colocadas en la casaca del “comandante supremo” del ejército y mando superior de las fuerzas federales, enrique peña nieto. ¿No sentirá por las noches, siquiera, la intranquilidad que asfixia a quienes son responsables intelectuales de crímenes de lesa humanidad, de acuerdo al Estatuto de Roma?

Lo peor del asunto es que los mexicanos, en donde reside la soberanía popular, carecemos de instrumentos para proceder en contra de los grandes predadores del sistema. Y es muy lamentable, sobre todo cuando conocemos hasta dónde llega el nivel de la intolerancia y el de la opresión. Sólo falta derramar sangre en el Zócalo en donde, ya varias veces, se ha quemado la esfinge –más bien la piñata- de peña nieto como una muestra evidente de repulsa a sus políticas devastadoras y a los asuntos que le han rebasado no sólo en cuanto a la violencia sino igualmente en los renglones sociales, económicos y políticos.

Pero aseguran que el mexiquense tiene tanta suerte que puede atestiguar victorias importantes para su desquebrajado partido gracias a las divisiones irreconciliables en el PAN y en la izquierda en su conjunto que presenta tantas opciones que los electores se perderán buscando congruencias que los animen. Sólo así puede preservarse el deleznable peñismo cuyo saldo sangriento es brutal, el económico está dándose hacia niveles a la baja jamás conocidos –se teme una drástica caída en el ejercicio presupuestal hasta niveles cero, esto es sin la menor posibilidad de invertir-, y el social en donde las desigualdades, vía especulaciones, se acrecientan para hacer más evidente el éxito de la oligarquía contra todo girón de democracia.

A veces me da la impresión de que estamos perdidos y es entonces cuando observo la pujanza de nuestros jóvenes quienes, desde luego, no merecen sufrir en un país cuyo gobierno fallido nos conduce al desastre de la sumisión, como si regresáramos a los tiempos coloniales en donde se rendía pleitesía a los extranjeros pero no a sus hijos nacidos en lo que era Nueva España y es México a partir de 1821. Valga el recordatorio para los insolentes hispanos que parecen creer en la prevalencia de la “conquista” aunque jamás se haya ejercido contra nuestro país sino contra los pueblos de Mesoamérica. ¡Cuando derribemos los mitos y las mentiras comenzaremos a ser, en verdad, soberanos y libres de estigmas históricos insostenibles!

Detrás de todas las “medallas” del señor peña, que seguramente atormentarán a sus hijos, nietos y a varias generaciones de su familia –dudo mucho que “la gaviota” se anime a extender la prole-, hay sucesos poco conocidos o ignorados. Por donde camino me van contando y es común el desprecio a los uniformes, los rencores concentrados, la repulsa, casi general, a la figura presidencial y el deseo de que la perspectiva cambie para intentar “salvarnos”. El periodista escucha, apunta y divulga; la opinión pública se vuelca en rebeldía verbal que puede dar cauce a otra de mayor riesgo. Pero, claro, nunca se han quedado sin agua en Los Pinos… y por ello, como María Antonieta, nos convencen a consumir pasteles en lugar de pan. ¿En qué México viven quienes atesoran fortunas inmensas a costa de explotar a sus semejantes haciéndoles trabajar en condiciones infrahumanas? Y peor: ¿cómo puede explicarse que los asesinos de mineros sean quienes estén en los primeros sitios dentro de los mexicanos con mayores recursos?

No seamos ingenuos. La aristocracia nos lleva mucha ventaja incluso para publicitarse sin el menor recato. ¿Cuántos inútiles Juniors pueblan las papeletas de todos los partidos con registro? No hablemos sólo de los “verdes”, el gran negocio familiar de los González Torres, sino del nPRI, el PAN, el PRD y MORENA. En todos ellos destacan los mismos apellidos –por algo envió Andrés Manuel a su hijo mayor en una inútil pretensión de que tomara su bandera cuando cayó duramente enfermo por un infarto a finales de 2013-, sólo que ya no con los atuendos de quienes luchan por una curul o un escaño sino con ropa de marca para subrayar que las Cámaras tienden a defender a esa “nueva aristocracia”, maquillada con ojos de mujeres, que en nada coincide con los intereses colectivos.

Lo dicho: las matanzas demuestran que peña nieto ya no tiene el control. Todo se ha perdido para él. ¿Qué espera para irse?

Debate

Es evidente que, desde hace cuando menos un año, acaso después de la promulgación de las reformas que llevaron a millones a la calle porque se sentían claramente despojados, el presidente peña nieto perdió los controles y la conducción del país. Sólo el aire autoritario del presidencialismo lo sostiene pero no como para asegurarle un final feliz en 2018, máxime que en el Hospital Militar resguardan su expediente médico como si fuera el Acta de Independencia original.
La preocupación, por tanto, acerca, de la fortaleza de los mandos castrenses, léase el general Salvador Cienfuegos Zepeda, además del Almirante Vidal Soberón Sanz, secretario de Marina, quien tolera la infiltración de marines estadounidenses por órdenes presidenciales, no es sólo especulativa sino cercana en una situación sólo equiparable a la de 1968 cuando el ejército salió a las calles para ponerse la presea colorida como matadores de estudiantes. Yo pude haber sido uno de ellos a cambio de los cientos valiosísimos compañeros que cayeron sin remedio. Y peor me fue en el Jueves de Corpus en donde sí participé, pero pude salvarme de milagro… aunque mi padre, en ese momento, fuera gobernador de Yucatán. Ya les contaré la historia personal pero una buena parte la pueden encontrar en “El Alma También Enferma”, mi obra más reciente.
No tenemos, ante esta perspectiva, salidas. Pero, estoy convencido, las encontraremos. Más vale.

La Anécdota

¿Recuerdan el bailongo y la posible orgía de los diputados panistas en Puerto Vallarta en enero de 2014 y difundida varios meses después? Todo se resolvió, de acuerdo a los criterios de la cúpula, con la salida como coordinador de la bancada de ese partido en la Cámara baja, el sanmiguelense Luis Alberto Villarreal, quien había hecho, hasta entonces, un papel correcto.

Se quedaron muchas interrogantes sin responder. Por ejemplo, ¿quién fue el traidor que introdujo las cámaras para videofilmar las grotescas escenas y para qué? Pues bien, podemos afirmas que ello se debió a la estrategia de felipe calderón para frenar al legislador en su carrera hacia el gobierno de Guanajuato. ¿Por qué, si Villarreal fue calderonista? Sucede que Luis Alberto no se prestó a ciertos enjuagues con felipe y el actual mandatario de la cuna de la Independencia, Miguel Márquez Márquez, quien se prestó para la operación instruyendo al alcalde de Vallarta.

¿A los traidores se les perdona en el PAN o se les manda al Cerro de las Campanas?

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