Rafael Loret de Mola – Deberes Primarios

RAFAEL LORET DE MOLA

  • Deberes Primarios
  • México y el Mundo
  • El Sueño de Hitler

Por Rafael Loret de Mola

Rafael-Loret-de-Mola-Deberes-PrimariosEl principal deber de un jefe de Estado y de gobierno, conjunción que suele darse en las Repúblicas pero no en las monarquías ni siquiera las simuladas, es preservar la soberanía nacional, no únicamente la territorial sino cuanto deviene de nuestra integración política, solvencia financiera y, sobre todo, la igualdad social. Si dividimos esta base en ramas notaríamos que las rectorías en estas áreas las hemos perdido ya definitivamente; y, si para colmo, las fuerzas armadas han sido desbordadas desde dos fuegos distintos, el de las mafias criminales y desde la línea fronteriza rebasada por los marines sin necesidad de disparar un solo tiro, debemos concluir que la hipótesis de un “estado fallido” condiciona, definitivamente, nuestra perspectiva futura.

Con estas lozas sobre los hombros, las convocatorias a elecciones, la federal intermedia en todo el país además de la renovación de nueve gobiernos estatales –en Guerrero y Michoacán con posibilidades de no poderse realizar-, amén de los cuadros legislativos locales, suenan a hueco y definen más bien lo contrario: los mexicanos ya no somos capaces, a plenitud, de señalar nuestro destino; lo hacen las mafias, las del poder y las dominantes en los terrenos de la violencia en los que el gobierno ha sido arrastrado al abismo pese a las ridículas aprehensiones de algunos “capos” cuyos nombres nos “suenan”, más los cárteles a los que han servido en alguna época, sin darnos cuenta de que el gobierno hace la tarea de los servidores de la limpieza: recoge la basura que los cárteles dejan para seguir los lineamientos de las agencias de inteligencia de los Estados Unidos (USA, se entiende, ya que un lector indignado asume que no existe el gentilicio estadounidense sino que debemos llamar a los vecinos simplemente “americanos” porque cualquier otra cosa sería una postura “agachona”; no es así, más bien es lo contrario porque tal fue una decisión unilateral de una pequeña elite de convencionistas de allá y la Real Academia de la Lengua asume como correcto el término “estadounidenses” para referirse a los nativos de los territorios al norte del Río Bravo y hasta el Canadá. Valga la ficha cultural).

Fíjense cómo suele preocupar a algunos lo intrascendente, por ejemplo el gentilicio que da lugar a diversas interpretaciones e incluso sarcásticos señalamientos, el de “gringos”, por ejemplo, una barrera de sarcasmo ante la diferencia de fuerzas militares: “Greens Go Home”, verdes a casa, que dio lugar a la burla que no toleran, “grin-gos”, porque suelen los estigmas destruir el ego hasta de los más poderosos hasta el fin de los tiempos. También en nuestro país, señalar como “indios” a quienes conservaron la pureza de su raza hasta hoy y extender el término hacia los humildes mestizos, es una bofetada contra la historia y la dignidad de quienes, con orgullo, nos sabemos una nación y estamos dispuestos a defenderla.

Para mal, el presidente peña nieto no ha sido capaz de defender la soberanía del Estado en ninguna de sus facetas, ni siquiera en la cultural bajo la influencia de la forma de vivir anglosajona o angloamericana como sugieren algunos, desplazando, poco a poco, nuestras costumbres y tradiciones por suponerlas inferiores. Por ejemplo, la estigmatización de las corridas de toros no coincide con la exaltación de la cacería en la Unión Americana –pese a los furibundos de Internet que no toleran fotografías con las piezas cobradas, ni al rey abdicado de España-, ni la proliferación de hipódromos y concursos de pesca “deportiva” sin otro afán que el de apostar a costa de las vidas de los seres irracionales como los perros obligados a aprender a cazar osos sin mandíbulas ni garras, hasta matarlos para aumentar sus niveles de fiereza ante los asesinos de las montañas que convocan también a los cursis pintándolos como buscadores de miel y nada más. ¡Ay, esas caricaturas que envenenan las mentes infantiles con mentiras inaceptables, haciendo hablar a los animales como si fueran seres humanos y deformando con ello la realidad!

Algunos racionales, al no poner a trabajar sus células grises como escribía Agatha Christie, se convierten en seres tan predadores como los carniceros de la selva y las bestias cazadoras que sólo viven para preservar, cazando, el ciclo de la naturaleza. Pero los bípedos ignorantes y obtusos, digamos los “Verdes” y algunas figuras del gabinete presidencial empezando con quien lo encabeza, sólo estiman digno el tomar las vidas ajenas para preservarse ellos; esto es la clase política cómplice a cambio de un país entero. Y de allí la degradación permanente de nuestros mandatarios desde la época terminal de los sesentas hablando de la centuria anterior, claro.

El señor peña nieto y sus confidentes no han hecho otra cosa que intentar incendiar al país a como dé lugar. Ocultan hechos siniestros como la masacre de Tlatlaya y recientemente ampliaron el número de víctimas de la soez intolerancia militar contra civiles a quienes pretendió criminalizar para justificar la vergüenza y la violencia desatada por las instituciones destinadas sólo a “preservar la soberanía nacional” y quizá, guiados por sus ambiciones, consideran que despachar al otro mundo a los indefensos sin haberes ni herencias, es servir a un México en donde los valores han sido terriblemente tergiversados.

Por ejemplo, aún insisten en que debemos respeto a la figura presidencial aun cuando ésta le ha perdido toda consideración a sus gobernantes. ¿Opinarían lo mismo los habitantes de San Petesburgo reprimidos ante el Palacio del Zar Nicolás II, matanza que dio origen a la revolución cuya cúspide fue el brutal asesinato de la familia imperial?¿Y qué expresarán al respecto cuántos perdieron a una hija o a un hijo en el tumulto de Tlatelolco en 1968?¿Y los padres de los normalistas de Ayotzinapa, una afrenta que debió convertirse en universal para posibilitar una tímida, encapsulada reacción de las autoridades rebasadas, medrosas y sin controles? Por eso la crispación se extendió y la figura presidencial carece de autoridad moral alguna: si nunca fue un símbolo, como nos hicieron creer, ahora es sencillamente una muralla que separa a los gobernados de su gobierno. ¿Quiénes somos los merecedores de respeto?

La economía está hecha trizas por la convivencia de las mafias, la política y la criminal. Creció en dos años la deuda pública en 26.4 por ciento, esto es desde la sunción de peña a la “primera magistratura”, mientras el lavado de dinero sucio se incrementó notoriamente con la anuencia de bancos con matrices en el extranjero que se permiten administrar 29 mil millones de dólares, cada año, proveniente del narcotráfico. Un estimable negocio en el cual, desde luego, están comprometidos las más altas autoridades del país que hacen la vista gorda para simular que no es su deber asegurar la soberanía financiera.

Y en lo social, más allá de cualquier especulación, la insensibilidad reina. ¿Fueron acaso “las muchas faldas” de marta Sahagún a Ciudad Juárez, donde los feminicidios crecieron, o a Pasta de Conchos en donde murieron sesenta y cinco heróicos obreros –estos sí lo fueron no como algunos funcionarios honrados por su cercanía con alguno de los presidentes en turno-, siquiera para consolar a sus deudos?¿Acudió la hoy pretenciosa Margarita Zavala de calderón a acompañar a las familias de los cuarenta y nueve bebés calcinados, y más de setenta heridos, en Hermosillo, Sonora, o prefirió minimizar el hecho para proteger a sus familiares concesionarios hace poco menos de seis años?

Y con estos antecedentes, ¿qué hizo la célebre “gaviota” de las telenovelas armadas para modificar las cisiones sociales sólo en sueños cuando el drama de Ayotzinapa?¿Corrió hacia donde los padres clamaban justicia, verdadera y no fatua, o prefirió viajar con su marido, refugiada en el poder, para exhibir sus modelitos de marca en China y Australia? De esta desigualdad social, patentizada la manera de actuar de la moderna aristocracia mexicana, surgen las demandas más sentidas de una población que incluso exige, con razón, su derecho a decidir cuáles obras se hacen en su prejuicio, como en Mixcoac, Distrito Federal, en donde un túnel se ha llevado por delante los pulmones de la zona, ochocientos árboles, reduciendo con ello, de manera considerable, las existencias de cientos de miles de personas pésimamente gobernadas.

Sin democracia –la vemos ahora tan lejana a poco más de dos meses de los comicios federales intermedios-, no puede prevalecer la justicia ni existen cauce para las libertades. Sólo hay opresión y cuando ésta asfixia no hay contenedor alguno contra la crispación y el profundo rencor colectivo. Lea la historia, señor peña nieto, y entérese de una vez por todas.

Debate

¿Cuándo perdimos, de manera definitiva, el liderazgo moral de Latinoamérica? Sitúo el momento bajo el mando de miguel de la madrid y su obcecada negativa a formalizar, como solicitaba el argentino Raúl Alfonsín, un “club de deudores” para hacer un frente común contra el desatado agio universal. El mandatario mexicano exigió, en cambio, que cada nación “negociara” unilateralmente sus deudas posibilitando con ello una mayor intervención del Fondo Monetario Internacional y de la Casa Blanca en materia financiera; de paso, nuestro gobierno traicionó a los pueblos del sur del Suchiate y dio cauce al TLC con Norteamérica formalizado con carlos salinas.

Luego seguiría una desastrosa política exterior que tocó fondo con Jorge Castañeda Gutman, un anfibio entre la derecha y la izquierda, quien se dio gusto separándose de cualquier función relacionada con la Cancillería que él encabezaba en el sexenio foxista, con tal de vivir un romance pleno con la informadora Adela Micha. Dicen las malas lenguas –es decir quienes fueron testigos del hecho; tengo sus nombres-, que incluso en el avión presidencial escaseaban las colchas porque los “novios” –él estaba casado por cierto-, daban rienda suelta a sus pasiones a unos metros de la pareja presidencial. Debió ser interesante.

Ahora, el señor peña nieto no unió su voz, y la de México, al concierto de naciones que se parapetaron con Venezuela y su presidente, Nicolás Maduro Moro, con motivo de las amenazas del residente de la Casa Blanca, el afroamericano Barack Obama, contra el primero lo que podría ser anuncio de una invasión como la vivida por Panamá y Manuel Noriega en 1989 por parte, claro, de la nación que, a través de la historia, más ha invadido, ocupado y sojuzgado a las soberanías ajenas.

El debate no es si las balandronadas de Maduro son válidas o no, sino la defensa de la soberanía de un país hermanado con México por infinidad de razones; lo que no sucede con los vecinos del norte que han hollado dos veces nuestro suelo y muchas más si consideramos las intermitentes “colaboraciones” con nuestras fuerzas armadas para operativos específicos. Y peña, claro, apostó otra vez por no oír las voces del sur… y seguir a ritmo de los norteamericanos. Con ello finiquita la poca autoridad moral ganada en los primeros meses de su administración al no bajar la cabeza ante un Obama exigente y descocado. Solos no podremos defendernos del acoso norteño.

La Anécdota

Nuestro territorio siempre ha sido estratégico para los adversarios bélicos de los Estados Unidos. Nos defendía, sí, que aunque mantuviéramos relaciones bilaterales en términos en apariencia cordiales se buscó siempre mantener distancia con la mayor potencia universal, sobre todo porque los mexicanos, quienes lo son de verdad, sabían de las frecuentes humillaciones contra nuestros connacionales.

Hitler, por ejemplo, nos “invadió” a través de una red de espionaje insólita, la mayor de los nazis durante la segunda conflagración universal, hasta que fue medianamente desmantelada por órdenes de Washington. El fürher codiciaba nuestro territorio y alguna vez comentó:

–No entiendo cómo un país con tantos recursos no es una potencia; lo sería bajo dominio alemán.
Menos mal que perdió la guerra.

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